El verano es un momento en el que se agudizan los trastornos del sueño por las altas temperaturas y los cambios en las rutinas propiciadas por el ocio.
Para conocer más sobre las patologías del sueño, ConSalud.es ha entrevistado al vicepresidente de la Sociedad Española de Sueño (SES), Javier Puertas.
El doctor Puertas se licenció en Medicina y Cirugía en la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia, 1993. Se ha diplomado en Estudios Avanzados (DEA), Departamento de Fisiología, Farmacología y Toxicología de la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia en 2004.
Además es especialista en Neurofisiología Clínica por el Hospital Universitario La Fe de Valencia en 1997 y entre otros cargos es coordinador del Servicio de Neurofisiología y la Unidad de Trastornos del Sueño, Hospital Universitario de la Ribera en Alzira (Valencia), desde enero de 1999, además de profesor asociado, del Departamento de Fisiología de la Universidad de Valencia, desde octubre de 2001.
¿Cómo han estado trabajando a lo largo de esta pandemia?
La mayor parte de los profesionales médicos pusimos a disposición todos nuestros medios y nuestras consultas para poder afrontar la pandemia de coronavirus. En este caso, muchas de las pruebas y consultas se cancelaron, no eran urgentes y profesionales de diversas especialidades empezaron a ayudar a tratar los pacientes con Covid-19 hospitalizados.
La cuestión asistencial en sueño pasó a un segundo plano. Sin embargo, empezamos a ver que la población general debido al confinamiento y los sanitarios por el estrés que sufrían, comenzaron a tener repercusiones importantes sobre la calidad del sueño. La gente empezó a tener problemas para conciliar el sueño, como insomnio o alteraciones en sus rutinas de sueño.
El confinamiento y el estrés por la pandemia de Covid-19 provocó alteraciones en el sueño de la población
Y otros síntomas asociados al estrés como el aumento de ensoñaciones, sueño de mala calidad, ansiedad… Hasta que prácticamente se acabase el confinamiento la prioridad ha sido la Covid-19 y las unidades de Sueño quedaron en un segundo plano.
Tras esta parada de la actividad, se replanteó cómo se había de recuperar la actividad asistencial pero en unas condiciones que no podían ser las previas a esta emergencia sanitaria.
Aumentó muchísimo la consulta telefónica y seguimos haciendo este tipo de atención telemática para evitar que los pacientes se agrupen en las salas de espera.
¿Y cómo está siendo la vuelta a la actividad asistencial?
Se están tomando muchas precauciones, desinfección de equipos y habitaciones, uso de material fungible y se valoró realizar unas recomendaciones básicas sobre cómo realizar las pruebas diagnósticas y de tratamiento en el caso de la apnea del sueño en este contexto. De ahí salió una colaboración conjunta con la Sociedad Española de Neumología (SEPAR).
Ahora con el verano la actividad asistencial disminuye y ya estamos preparando la vuelta a la normalidad intentando reducir las listas de espera, recuperar citas y pruebas anuladas y preparar las condiciones óptimas para volver a retomar la actividad.
¿Hasta qué punto ha afectado la pandemia de coronavirus a la asistencia sanitaria de las unidades de sueño?
La actividad se ha paralizado totalmente. En algunos hospitales las unidades de sueño se han convertido casi en su totalidad en unidades de críticos y ventilación, esas camas han pasado a ser de pacientes de Covid-19 y en otros casos han sido habilitadas como habitaciones para los profesionales que realizan guardias.
¿Cómo se sitúa la Medicina del Sueño en España en este momento? ¿Qué balance hacen?
A nivel asistencial y de investigación estamos en una situación buena. Es decir, en materia de investigación hay grupos en España que son punteros. A nivel asistencial la Medicina del Sueño en nuestro país se ha desarrollado bastante bien porque la presión hospitalaria ha puesto el ritmo en este campo.
Las unidades de Sueño necesitan espacios multidisciplinares donde haya consultas, camas y espacios de trabajo en este sentido. En la sanidad privada a nivel de infraestructuras su desarrollo ha sido mucho más fácil y rápido, aunque en los hospitales públicos se han ido consolidando porque han trabajado desde sus inicios en espacios muy precarios.
Además de la apnea del sueño, se ha desarrollado un movimiento que ha llevado a que los pacientes requieran de nosotros una atención de muchos otros problemas relacionados con el sueño: insomnio, sonambulismo y otros trastornos del sueño menos frecuentes que han permitido su visibilidad en nuestras unidades del sueño.
No estaríamos en una situación óptima asistencial como en otros países pero se ha avanzado.
¿En qué ámbitos queda trabajo por hacer?
Estamos más retrasados en la identificación administrativa de la Medicina del Sueño como una disciplina que ha ido envejeciendo en Europa y en el mundo.
En estos momentos empieza a ser reconocida en muchos países como una especialidad, en España con un Área de Capacitación Específica (ACE). Es un reconocimiento que permite que se haya evolucionado a un área de subespecialización vinculado a especialidades clásicas que tienen una vinculación específica con la Medicina del Sueño en el que se trata a los pacientes con estos trastornos.
"Francia o Alemania ya tienen una subespecialidad de Medicina del Sueño, en España tenemos un Área de Capacitación Específica (ACE)"
En España, digamos que esto está en vías pero está retrasado, en otros países como en Francia o Alemania ya es una subespecialidad. La ACE de Medicina del Sueño permite que la asistencia sea más coordinada y más óptima pero hay mucho que avanzar todavía.
El sistema sanitario tiene que ir más allá con estas patologías ya que son muy prevalentes. Alrededor de la vida todo el mundo pasa por el insomnio pero más del 10% de la población padece insomnio crónico, el 10% apnea del sueño y un número no lejano piernas inquietas.
¿Se demanda atención médica por trastornos del sueño cada vez más?
Totalmente. Hay una alta demanda por parte de la población para ser vista y tratada por trastornos del sueño en general.
Todo esto podría enmarcarse entre los retos que tienen como sociedad científica. ¿Qué otros objetivos tienen?
Completamente. Como sociedad científica, la Sociedad Española del Sueño, que no tiene una especialidad médica propia, está en constante coordinación con otras organizaciones y sociedad científicas de especialidades médicas que tradicionalmente trabajan con las patologías del sueño.
Neurofisiólogos, Neurólogos, Neumólogos, Pediatras y Psiquiatras son los profesionales que mayormente se dedican a la Medicina del Sueño en España. La formación de estos profesionales sanitarios es una prioridad para nosotros y en eso seguimos trabajando constantemente.
¿Qué deseos tiene para 2020 para la SES?
Nuestro objetivo es concienciar a profesionales, administraciones y población en general de la importancia del sueño para la salud. Parece evidente pero en el fondo no es tan evidente como quisiéramos. Queremos darle visibilidad, esta preocuapción por cuidar el sueño tanto en adultos como en niños, esta concienciación de la importancia del sueño, en las escalas correspondientes de la población es necesaria.
Para ello, pedimos a las autoridades sanitarios que se nos faciliten los recursos materiales y humanos y también formativos y administrativos, solo así podremos conseguir la mejor calidad asistencial posible.