La obesidad ha crecido en España durante los últimos años. Tanto es así, que desde la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, se estima que un 23% de la población española "está sufriendo obesidad”. Así lo ha dado a conocer Albert Lecube, Vicepresidente de la SEEDO.
Lecube también explica que “aunque hace unos años parecía estar estabilizándose, la obesidad infantil se ha incrementado, especialmente en las zonas más desfavorecidas”. España, además, es uno de los países con mayor tasa de obesidad infantil.
“La obesidad viene de la incapacidad del organismo de acumular correctamente la energía”, explica el experto. Aunque “también hay diversas causas que inducen a que ello conlleve a un aumento de peso. El componente alimentario es muy importante, alejarse del estilo de vida mediterráneo favorece este aumento de peso. También factores como el estrés, la falta de horas de sueño, o estar cada vez más horas del día ligado a una pantalla”.
La obesidad infantil se ha incrementado, especialmente en las zonas más desfavorecidas
Para mejorar el tratamiento de la obesidad, “es necesario que las personas mejoren sus hábitos de vida, pero también lo es que todo el que sufra obesidad tenga fármacos o tratamientos que le ayuden”, explica Lecube. “A las personas con diabetes, hipertensión o colesterol se les pide que mejoren sus hábitos de vida, peo la gran mayoría de ellos también tienen la suerte de acceder a tratamientos farmacológicos”.
A pesar de que el tratamiento es importante, actualmente no está financiado. “Por más que tú quieras empezar un tratamiento, probablemente no podrás mantenerlo”. La financiación del SNS sí que incluye, por ejemplo, la cirugía en casos más graves. Buena parte de los especialistas se limitan a ofrecer “una dieta copiada de un cajón y decir a los pacientes que la sigan”.
“Buena parte de los especialistas” se limitan a ofrecer “una dieta copiada de un cajón y decir a los pacientes que la sigan”
El vicepresidente de SEEDO también ha remarcado la necesidad de una mayor concienciación. “Nosotros hacemos encuestas a la población y cuando preguntas a la gente, el 80% de quienes realmente están en el rango de la obesidad, no consideran que lo estén”. En general, “hay una falta de concienciación en la sociedad, incluso entre los profesionales a la hora de hacer un diagnostico y un abordaje correcto de la obesidad”. Esto deriva en la culpa que “sienten muchos pacientes” y también en la “culpabilización" que transmiten muchos profesionales.
“La obesidad no es una enfermedad moral, no es un vicio ni algo que la persona haya escogido, por más que intentes evitar ganar peso, si tienes los mecanismos alterados, vas a seguir siendo una persona con obesidad”, remarca. “La estigmatización es muy importante, muchos pacientes piensan que es su culpa ganar peso. También existe el profesional sanitario que considera que la obesidad se cura comiendo bien y haciendo ejercicio, y no es consciente de que no es así”, explica.
“La obesidad no es una enfermedad moral, no es un vicio ni algo que la persona haya escogido”
Esto afecta psicológicamente a los pacientes y a su auto-percepción, lo que aumenta el estrés. Por ello, “cada vez más somos conscientes de que la obesidad no la tratan solo los endocrinos o los nutricionistas. Son tantas sus repercusiones, que muchos tipos de profesionales ven en su día a día a pacientes con obesidad que les consultan por problemas del sueño, incontinencia urinaria, dolor de rodilla, infertilidad…”.
Por todo ello, desde la SEEDO se reivindica principalmente la denominación de la obesidad como enfermedad crónica en España. “Es necesario que quienes lo sufren se empoderen y sean capaces exigir su derecho a recibir un tiramiento correcto, adecuado y eficaz”, reclama. “Los gobernantes tienen que ser conscientes del coste de la inacción. No hay que tener miedo a la inversión en el tratamiento de la obesidad, hay que tenérselo a todo lo que se está gastando y se podría ahorrar si se invirtiese en tratar correctamente la obesidad”, concluye.
“Reivindicamos este reconocimiento para que se permita acceder a los pacientes al tratamiento farmacológico financiado, siempre acompañado de cambios en el estilo de vida. También reducir al máximo el estigma y fomentar el interés de los profesionalessanitarios por la enfermedad”, finaliza Lecube.