Aitana Ocaña, la que obtuviera el segundo puesto en el programa Operación Triunfo, está en el centro de la polémica por una campaña publicitaria. La joven de 22 años se ha convertido en la imagen del restaurante de comida rápida McDonald’s con su “Menú Aitana”, que incluye los productos favoritos de la cantante.
Se compone de patatas fritas, un refresco Coca-Cola, una hamburguesa de pollo, cuatro nuggets y un helado con galletas y caramelo. Todos estos productos - disponibles por menos de diez euros - suman alrededor de 1.700 calorías, más de lo óptimo para la salud. Según la OMS, dependiendo de la edad, género y actividad física de una persona, la ingesta de calorías diaria recomendada oscila entre las 1.600 y 2.500 calorías.
Las críticas en redes sociales no han tardado en llegar, principalmente porque la catalana es intolerante al gluten, por lo que no debería consumir este menú. Según explica Aitana, la campaña lleva mucho tiempo gestándose, mientras que su intolerancia al gluten – que no celiaquía, insiste la cantante – fue detectada antes del verano. Con todo, decidió seguir con la campaña porque es “el menú que ha pedido toda la vida”.
La salud mental también sufre los efectos del fast food
No solo es que este menú sea dañino para las personas celíacas e intolerantes al gluten, pudiendo producir diarrea, dolor abdominal, náuseas, gases y estreñimiento, entre otros, sino que además, no advierte de que su abuso es perjudicial para la salud.
El exceso de grasas, azúcares y aditivos presente en los productos de esta y otras franquicias, favorece el desarrollo de múltiples enfermedades. Una de las más frecuentes, la obesidad, aunque también está comprobado que aumenta el riesgo de diabetes, problemas cardíacos, trastornos digestivos y circulatorios, hipertensión, envejecimiento prematuro, caries, fatiga, celulitis e incluso algunos tipos de cáncer.
Nuestro organismo es uno de los más damnificados, aunque la salud mental también sufre los efectos del fast food. La comida basura se ha asociado con trastornos mentales como la depresión o la ansiedad, propiciando la ingesta compulsiva, así como las adicciones.