Así como en España los juicios no son como muestran las series americanas, el funcionamiento de los hospitales tampoco lo es. Cuando se estrena una serie médica, muchos sanitarios no pueden evitar sorprenderse con algunas licencias que la ficción se permite “por necesidades del guión”. Es lo que ha ocurrido con la nueva serie 'Respira'. A raiz de tanta discrepancia sobre lo que se ajusta a la realidad y lo que no, el pediatra de Urgencias, David Andina, relata en un hilo de X, antes Twitter, algunos de los errores médicos más frecuentes en series médicas.
Uno de ellos es que los protagonistas “operan de todo”. Y es que el reparto de una serie es limitado, no tanto como las especialidades que se cuentan por decenas. En esta línea, estas series tampoco suelen respetar las funciones de cada categorías sanitaria. “Tendrías que tener un personaje por cada categoría sanitaria para evitar por ejemplo que un TCAE ayude a llevar una camilla”, indica Andina.
“Las tramas no son creíbles”, afirma categóricamente reconociendo que “una serie que cuente las rutinas que se producen cada día en un hospital no sería atractiva para el espectador”. Por ello, para los guionistas vale con que algo parecido haya pasado alguna vez en algún hospital para poder construir una trama sobre ello.
“Se perdería todo el dramatismo si en la serie durante dos minutos dan solo masaje”
Tampoco los monitores del paciente son fieles a la realidad. Los que aparecen (ECG, FC, FR, Temperatura, SatO2, TA) no se corresponden con los dispositivos que llegan al paciente. Además la reanimación cardiopulmonar que se realiza “es un desastre”, sostiene Andina, porque desfibrilan ritmos no desfibrilables y es que, por ejemplo, en la vida real nunca se desfibrila en asistolia (con la línea plana). El pediatra explica que no se puede desfibrilar varias veces seguidas, ya que tras hacerlo, se continúa con el masaje cardiaco durante dos minutos: “Se perdería todo el dramatismo si en la serie durante dos minutos dan solo masaje”.
La recreación de una UCI es muy complejo por lo que muchas veces los pacientes más graves, intubados, están en habitaciones individuales, sin supervisión de médicos ni enfermeros para permitir el desarrollo de los diálogos. Por necesidades del plano, las camillas en la que se encuentran los pacientes aunque estén graves siempre tiene el cabecero elevado, algo que obviamente, no ocurre en la vida real.
La necesidad de que los personajes se comuniquen entre ellos, hace que estas ficciones se “permitan la licencia” de que los pacientes intubados, que en la vida real están sedados, puedan hablar en susurros o escribir en una pizarra.
“Estas series no están hechas para los sanitarios, sino para el público general, y hay que asumir que se tomen licencias para que funcione”
Otra de las cosas que llaman la atención a los sanitarios es que no se respeta la asepsia en los quirófanos. “Hablar a través de la mascarilla resta dramatismo, quitarse el doble guante al finalizar una cirugía no es fácil, tener el pijama con restos de sangre tampoco ocurre porque los restos de sangre se quedan en la bata del quirófano…”, explica el pediatra.
Andina apunta que hace años participó como asesor médico en la serie “Madres” y en la miniserie “Besos al aire”, lo que afirma: “Fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Nunca me pude imaginar el trabajo que hay detrás ni la cantidad de personas que son necesarias para que una serie salga adelante”.
La labor de un asesor médico es una negociación continua con directores, guionistas, actores, figurantes cámaras, sonido, vestuario… para tratar que la serie sea lo verosímil desde el punto de vista médico aunque no siempre se consiga porque al final la serie no está hecha para los sanitarios, sino para el público general, y hay que asumir que se tomen las “licencias” que se consideren oportunas para que la serie funcione. “Elegí ser médico seguramente en gran parte por una serie que veía de joven, Urgencias. Quizás sea la mejor serie médica realizada hasta la fecha”, afirma Andina. No obstante, reconoce que ya siendo médico, aprecia las muchas “licencias” de las que antes, por supuesto, no fue consciente.