Ser un profesional sanitario implica velar por el bienestar de los pacientes por encima de todo. Sin embargo, a la hora de la verdad nos encontramos excepciones donde los sanitarios rompen los lazos con el código deontológico de su profesión. Este fue el caso de la enfermera Penelope Williams, una mujer casada de 42 años que trabajaba en el centro médico de Wrexham ubicado en Gales, Reino Unido.
Un paciente falleció en el parking del hospital mientras mantenía relaciones sexuales con la profesional sanitaria en el aparcamiento del hospital
Según recoge The Guardian, un paciente falleció en el parking del hospital mientras mantenía relaciones sexuales con la profesional sanitaria en el aparcamiento del hospital ingles. Ambos llevaban un año manteniendo una relación extramarital mientras el paciente recibía tratamiento de diálisis en el mismo hospital donde ella trabajaba.
La noche en la que falleció el hombre, Penelope Williams fue a la casa de uno de sus amigos antes de encontrarse con el paciente. Pasadas unas horas, poco antes de la medianoche, la enfermera llamo por teléfono a este amigo suyo pidiendo ayuda, a quien le intentaba explicar angustiada y entre sollozos que alguien había muerto.
Ante esta situación el amigo le aconsejó que llamara a una ambulancia, sin embargo la enfermera decidió no avisar a nadie más y espero a que su amigo fuera al lugar de los hechos para encontrarse con ella, haciendo caso omiso a la recomendación.
Cuando finalmente llegaron al centro médico, el paciente en estado semidesnudo, no daba respuesta alguna. En ese momento, se tomaron las medidas necesarias para solicitar asistencia médica de emergencia. Desafortunadamente, cuando aparecieron los profesionales sanitarios en el lugar, solo pudieron confirmar el fallecimiento del hombre. La muerte del hombre fue catalogada como una insuficiencia cardíaca provocada por su enfermedad renal crónica.
La muerte del hombre fue catalogada como una insuficiencia cardíaca provocada por su enfermedad renal crónica
Tras lo sucedido y tras la llegada de las autoridades, Williams, no contenta con sus anteriores decisiones cometió perjurio. Inicialmente le dijo a la policía y al paramédico que se no se encontraba en el lugar y que había recibido un mensaje por Facebook del paciente afirmando que no se encontraba bien y que había acudido para asistirle. Sin embargo, una declaración posterior a la policía, se retracto admitiendo que tenían una relación sexual habitual, y que habían quedado previamente en verse en el estacionamiento esa noche.
Tras lo sucedido la enfermera ha sido despedida del Servicio Nacional de Salud británico (NHS) tras la muerte de él, por el incumplimiento de tres normas clave por las cuales cualquier profesional sanitario recibiría una sanción laboral. En primer lugar entablar una relación íntima con un paciente, se comunicaba con el individuo por teléfono, y por último reunirse con el paciente fuera del ambiente de trabajo.
En una audiencia disciplinaria local con la junta de salud en mayo, la enfermera admitió lo sucedido y fue despedida con efecto inmediato siendo rechaza por la propia profesión por según palabras del Consejo de Enfermería y Obstetricia (NMC, por sus siglas en inglés), “las acciones de la Sra. Williams fueron desviaciones significativas de los estándares que se esperan de una enfermera registrada y son fundamentalmente incompatibles con su permanencia en el registro".
Por ello durante la audiencia se concluyo que, en este caso particular, lo ocurrido fue tan preocupante que permitirle continuar practicando la profesión socavaría la confianza pública y en el NMC como organismo regulador.