El pasado mes de febrero, el artista Àngel Llácer era hospitalizado a causa de la bacteria Shigella durante sus vacaciones en Vietnam. Una infección intestinal que le hizo pasar varias semanas ingresado sin resultados de mejoría y de la que todavía sigue recuperándose.
La Shigela es una bacteria que puede causar una grave infección intestinal altamente contagiosa, cuyo principal síntoma es la diarrea. La prevención y las medidas de higiene pueden ser claves para frenar su transmisión.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA 'SHIGELA'?
La diarrea severa es la forma más característica de esta bacteria. Normalmente, tiene una textura acuosa que puede contener sangre, incluso mucosidad. Entre otros de sus síntomas se incluye: fiebre, dolor abdominal y tenesmo, que es la sensación dolorosa de necesidad urgente de defecar. Esta sintomatología puede aparecer entre uno y tres días después tras la exposición a la bacteria.
En los casos más severos puede llevar a una deshidratación significativa. Esto puede implicar una situación especialmente crítica en poblaciones vulnerables. También puede provocar una respuesta inflamatoria sistémica que puede ser potencialmente mortal. Además de otras complicaciones como el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), la insuficiencia renal aguda y niveles bajos de plaquetas. O la bacteriemia, una condición en la que la Shigella ingresa al torrente sanguíneo, causando infecciones sistémicas que pueden afectar múltiples órganos y sistemas corporales, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
En ese sentido, un diagnóstico y tratamientos tempranos pueden ayudar a prevenir posibles complicaciones graves.
CONTAGIO
Su contagio suele tener lugar mediante el contacto con personas infectadas y sus heces. O bien, por el consumo de agua o alimentos contaminados. La propagación tiene lugar cuando una persona ingiere alimentos contaminados con heces que, a su vez, contienen Shigella. También es posible la trasmisión entre personal y a través de prácticas sexuales que implican contacto oral-anal.
De la misma manera, puede tener lugar debido a la falta de higiene en la preparación de alimentos o al consumo de agua no tratada. Por esta razón, su propagación suele prevalecer en entornos donde es difícil mantener la higiene. Y es que esta bacteria puede sobrevivir en superficies por tiempos prolongados.
Los alimentos más predispuestos a portar Shigela son vegetales crudos, ensaladas, leche no pasteurizada y productos lácteos o mariscos.
DIAGNÓSTICO
Generalmente, el diagnóstico se realiza a través de un análisis de heces para detectar la presencia de Shigela. En ese sentido, la clasificación de las distintas cepas puede contribuir al manejo de la enfermedad, puesto que algunas variantes son bastante resistentes a los antibióticos tradicionales. Por un lado, la Shigella flexneries prevalente en países en desarrollo y supone la mayoría de los casos de shigelosis en estas regiones. Esta especie puede causar tanto diarrea acuosa como disentería, una forma más grave de la enfermedad caracterizada por la presencia de sangre y moco en las heces. Por otro lado, la Shigella boydii es menos común, pero también es una causa importante de infecciones en ciertas áreas.
Algunas cepas son resistentes a los antibióticos
El tratamiento estándar implica la administración de antibióticos, como el ciprofloxacino, azitromicina y ceftriaxona, aunque la resistencia a los medicamentos es una preocupación creciente en el manejo de las infecciones por Shigella. De cara a los casos más leves, la rehidratación oral es otra vía del manejo de la enfermedad. Además, evitar antidiarreicos es importante puesto que pueden retrasar la eliminación de las bacterias.
Asimismo, extremar las medidas de higiene es clave para frenar el avance y propagación de esta bacteria. El lavado frecuente de manos, la desinfección de superficies, la cocción adecuada de alimentos, el almacenamiento seguro de ingredientes y la educación sexual son estretegias esenciales para evitar brotes.