La alta competitividad en el mundo del deporte pasa factura a los deportistas y no sólo en lo físico. La salud mental también sufre las consecuencias del trabajo diario bajo presión para intentar llegar a los objetivos, pero en las competiciones no siempre se puede ganar. Bien lo saben los futbolistas, que deben dar lo mejor de sí en cada partido para alcanzar las posiciones más altas de la tabla y asegurar así su permanencia. Sin embargo, tal esfuerzo puede resultar insuficiente.
Es justo lo que está viviendo el C.D. Badajoz, equipo de fútbol que ilusionó a su público por la lucha para entrar en la Segunda división, pero que, en un giro de los acontecimientos, terminó descendiendo a la Segunda RFEF el pasado año. Ahora, con los resultados de los últimos partidos, el club está más cerca incluso de la Tercera RFEF, después de llevar desde el pasado mes de noviembre sin ganar un partido.
Estos días el equipo de fútbol extremeño es noticia y no por su complicada situación, sino por las palabras a la afición de Carlos Cordero, uno de los capitanes. Tras sufrir la derrota 3-1 en Madrid frente al Unión Adarve y colocarse en 14ª posición de la Tercera RFEF (puestos de descenso), los seguidores del Badajoz perdieron la paciencia y, una vez terminado el partido, demostraron su frustración con los jugadores. “Nos vais a hacer desaparecer”, les gritaron desde las gradas.
"Tengo ansiedad y estoy llorando todos los días en mi casa porque tengo familia"
Pero la frustración no era sólo de los aficionados. Ante la pérdida del apoyo de los suyos, Miguel Núñez, otro de los capitanes, se dirigió a la grada para pedirles un favor: “Sé que lo que os voy a pedir es difícil, pero tenemos que estar juntos. ¡Que no vamos a desaparecer!”. Seguidamente, Cordero tomó la palabra al notar el ambiente de crispación, aunque fue más directo que sus compañeros al recordarle al público que su vida también está en juego:
“¡Que no vamos a bajar! ¡Que no vamos a desaparecer! Que yo tengo ansiedad y estoy llorando todos los putos días en mi casa porque tengo familia”, espetaba. A continuación, recordaba que ese mismo día había salido sin el brazalete de capitán al campo porque la situación le “puede”. Las palabras del que fuera jugador del Sporting hicieron reflexionar a la grada, que terminó aplaudiendo al equipo mientras se retiraba a los vestuarios.
El discurso de Cordero se ha viralizado en los últimos días en las redes sociales, sacando a relucir una vez más la salud mental de los deportistas de élite. La elevada exigencia y la presión mediática pueden hacer mella en la vida de los jugadores, con una batalla que se libra dentro y fuera del campo. De hecho, son varios los deportistas que se han enfrentado a situaciones complicadas y que han visto comprometida su salud mental por culpa del rendimiento frente a las expectativas que se tenía sobre ellos. Ejemplo de ello han sido el reputado jugador de baloncesto Ricky Rubio, la tenista española Paula Badosa o la medallista olímpica Simone Biles. Todos ellos han vivido un parón temporal en su carrera deportiva para cuidar de su mente.