'La Sociedad de la Nieve’ sigue estando de plena actualidaddespués de haber sido la gran triunfadora en la última edición de los Premios Goya. Con 12 galardones en su haber, incluyendo Mejor Película y Mejor Director, sigue también en el TOP de lo más visto de Netflix, y gran parte de este éxito tiene que ver con el realismo de sus escenas. Un realismo que se ha conseguido gracias al trabajo de muchísimos profesionales, entre los que se encuentran dos nutricionistas cordobeses.
Son padre e hijo: Antonio Escribano Zafra y Antonio Escribano Ocón. El primero ya tenía bastante renombre a nivel nacional -incluso cuenta con una página en Wikipedia- gracias a su trabajo como miembro de los servicios médicos y nutricionales de equipos como Real Madrid, Atlético o Sevilla. También ha formado parte de la Federación Española de Baloncesto y de Fútbol y del Comité Olímpico Español, e incluso ya participó como nutricionista hace 14 años en la película ‘Gordos’.
El segundo, por su parte, parece estar siguiendo los pasos de su padre, y ejerce actualmente como médico del Córdoba C.F. La de 'La Sociedad de la Nieve', ha asegurado en una entrevista concedida a Relevo, era una “oportunidad única” a la que no podía decir que no. Y es que, trabajando junto a su padre, ha conseguido recrear de manera asombrosamente realista el cambio físico de sus protagonistas, que sobrevivieron durante 72 días a una altitud de 4.000 metros en los Andes chilenos.
“Todo el mundo sabe que no pudieron comer o qué es lo que comieron, y eso conllevó una pérdida de peso tremenda"
Algunos de ellos llegaron a perder incluso 30 kilos. “Todo el mundo sabe que no pudieron comer o qué es lo que comieron, y eso conllevó una pérdida de peso tremenda. Sobre todo, el hacerlo de manera progresiva, para que se ajustara a la realidad de los hechos”, explica Antonio Escribano padre a su paso por los micrófonos de COPE Córdoba.
“Y no solamente era eso, porque tener que rodar luego a 3.000 metros de altura y a diez grados bajo cero, con el guión memorizado, son cosas que se consiguen porque el cerebro tiene neurotransmisores, elementos químicos que facilitan la conexión entre lo que uno piensa y sus acciones, y que se pueden deteriorar en un régimen en el que se come muy poco”, añade.
EL COVID, UN PROBLEMA AÑADIDO
La clave fue, así, que se perdiese el componente energético de la grasa, pero que se mantuviese el “componente bioquímico” con respecto a las vitaminas y a los minerales. “Fue un trabajo muy complejo y de muchos meses para que al final todo resultase correcto. Además, la película se rodó durante el COVID, y las 1.200 personas que había en el rodaje nos teníamos que hacer tres test a la semana”, recuerda Escribano.
Y sigue: “La mayoría de los actores se contagiaron. Tuvieron que estar aislados y mantener la alimentación, y muchas escenas se rodaron más tarde de lo previsto y hubo que ajustar el peso al día exacto de lo que estaba sucediendo en la película. Luego hubo que volver atrás con algunos, correr para que otros perdiesen más peso… fue algo muy individualizado”. “Al principio tenían que hacer actividad física para acelerar la pérdida de peso. Casi al final entendíamos que, al estar más débiles, podía correrse algo de riesgo”, comenta a Relevo su hijo, quien destaca a Relevo su hijo, quien asegura que tuvieron que hacer un gasto metabólico “multiplicado por diez”.
"Muchas veces comían alguna pieza de fruta, un caldito más una lata de algo y poco más"
Todo ello, además, con la lógica de que algunas personas tienen más facilidad para adelgazar que otras. "Llegó un punto en el que las comidas eran muy muy muy escasas. Muchas veces comían alguna pieza de fruta, un caldito más una lata de algo y poco más. El compromiso de los actores fue espectacular”, destaca Antonio Escribano hijo.
Todo este duro trabajo dio finalmente sus frutos, y el propio director, Juan Antonio Bayona, se encargó de agradecérselo en X tanto a los actores como a los Escribano: “Diseñaron una dieta específica para cada uno de los actores y realizaron un seguimiento semanal para velar por su salud. Fue un trabajo en equipo pero sobre todo una muestra del respeto y la responsabilidad que los actores mostraron hacia su trabajo, sus personajes y la historia que estábamos contando”. “Gracias, muchachos. Os quiero y os admiro infinito”, apuntó el afamado realizador catalán.