El pasado domingo 21 de abril, Ana Estrada Ugarte se convertía en la primera persona en recibir la eutanasia en Perú, un procedimiento aún ilegal en el país. Su vida se apagó a los 47 años, después de convivir durante décadas contra la polimiositis, una enfermedad degenerativa y sin cura que le provocaba un debilitamiento muscular severo y le obligaba a vivir conectada a un respirador artificial.
“Ana ejerció este domingo su derecho fundamental a una muerte digna y accedió al procedimiento médico de eutanasia. Partió agradecida con todas las personas que hicieron eco de su voz, que la acompañaron en su lucha y que, de manera incondicional, apoyaron su decisión con amor y empatía”, informaba la familia a través de un comunicado.
La eutanasia es un proceso ilegal en Perú y, de hecho, cualquier intento de muerte asistida está penado por el Código Penal peruano con hasta 3 años de cárcel, un delito reconocido como ‘homicidio piadoso’. Sin embargo, el caso de Ana Estrada sienta precedentes y abre nuevos horizontes para las personas que puedan encontrarse en una situación similar.
"La lucha de Ana por su derecho a una muerte digna ha permitido visibilizar y sensibilizar a miles de peruanos sobre la importancia de defender este derecho"
La Justicia del país reconoció por primera vez el derecho a “respetar” la decisión de Ana sobre su propia vida en 2021, tras una ardua batalla judicial que comenzaba en 2019. Y, conforme al Plan y Protocolo de Muerte Digna aprobado por el seguro social estatal EsSalud de Perú, Estrada pudo acogerse a la eutanasia el pasado domingo sin que le fuera aplicado el Código Penal.
Josefina Miró Quesada, su abogada, ha informado de que "Ana murió en sus propios términos, conforme a su idea de dignidad y en pleno control de su autonomía hasta el final, en el marco de la histórica sentencia a su favor, emitida el 23 de febrero de 2021 y ratificada por la Corte Suprema el 14 y 27 de julio de 2022. La lucha de Ana por su derecho a una muerte digna ha permitido visibilizar y sensibilizar a miles de peruanos sobre la importancia de defender este derecho. Su lucha ha trascendido las fronteras de nuestro país y ha marcado un hito en la región".
Ana se había convertido en incono de la lucha por la muerte digna en el país, donde la eutanasia se considera un delito. Cuando la polimiositis le obligó a someterse a una traqueotomía y una gastrostomía en 2015, momento en el que tuvo que pasar a ser atendida por enfermeras de manera continua, comenzó a moverse para luchar por su derecho a decidir sobre su vida.
"Para mí, tener una vida digna es tener libertad, autonomía, decisión sobre ti mismo"
En 2019 abrió el blog ‘Ana busca la muerte digna’ para poder dar a conocer su causa. Esta iniciativa le sirvió como altavoz mediático, que sensibilizó a gran parte de la población. En conversaciones para la BBC en 2020, Estrada declaraba que le había pedido a sus padres ayuda para morir. “Imagínate pedirle eso a mis padres”, narraba, con todos los riesgos que la clandestinidad implicaría.
Sin embargo, la posibilidad de la eutanasia le había dado “una razón para vivir”. “Para mí, tener una vida digna es tener libertad, autonomía, decisión sobre ti mismo. Quiero tener el control de mi tiempo, de mi cuerpo, de poder elegir cuándo morir, porque se trata de la libertad de elegir”, añadía.