Si hace unas semanas el hallazgo de la presencia de microplásticos en los testículos humanos acaparaba toda la atención internacional, ahora lo hace la industria de la higiene menstrual. Un estudio conjunto de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y de la Universidad de California en Berkeley ha descubierto metales tóxicos en los tampones de diferentes marcas, entre los que destacan el arsénico, el cadmio y el plomo. La noticia “genera preocupaciones de salud pública debido al alto potencial de absorción química a través de la piel vaginal”, declara @ColumbiaMSPH en X (antiguo Twitter).
New #ColumbiaEHS & @UCBerkeleySPH study finds toxic metals in tampons from various brands, raising public health concerns due to the high potential for chemical absorption through vaginal skin. @KathrinSchilli3#WomensHealthhttps://t.co/2YH3Antgya
— ColumbiaPublicHealth (@ColumbiaMSPH) July 8, 2024
La investigación expone que entre el 50% y el 80% de las mujeres de Estados Unidos utilizan los tampones como opción de higiene menstrual todos los meses, un producto que permanece durante horas en la vagina. Sin embargo, se han encontrado muestras de todos los metales analizados en los tampones, algo que “resulta preocupante” para Jenni A. Shearston, autora principal e investigadora postdoctoral en Berkeley.
El equipo científico evaluó los niveles de 16 metales (arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc) en 30 tampones de 14 marcas diferentes. Y las conclusiones arrojaron que las concentraciones de metales variaron según el lugar de compra de los tampones (EE. UU. frente a UE/Reino Unido), si eran orgánicos frente a no orgánicos y si eran de marca o de marca comercial.
“Sería interesante que el público pidiera un mejor etiquetado de los tampones y otros productos menstruales”
En cualquier caso, los hallazgos constataron que los metales estaban presentes en todos los tipos de tampones y ninguna categoría tenía concentraciones consistentemente más bajas de todos o la mayoría de los metales. También se ha encontrado que las concentraciones de plomo fueron más altas en los tampones no orgánicos, mientras que el arsénico fue más alto en los tampones orgánicos.
Y, ¿cómo podrían llegar los metales a los tampones? Lo cierto es que existen diferentes vías: puede que el material de algodón haya absorbido los metales del agua, el aire, el suelo, a través de un contaminante cercano en su plantación; o que se agreguen intencionadamente en la fabricación del producto como pigmento, blanqueador, agente antibacteriano o algún otro proceso.
Este enorme riesgo de exposición a las sustancias químicas y metales en mujeres ha encendido las alarmas, dado que la piel vaginal tiene un mayor potencial de absorción con respecto a otras partes del cuerpo. Todavía no se conoce qué efectos negativos podrían tener los metales estudiados en la salud, pero se asocian a un mayor riesgo de padecer demencia, infertilidad, diabetes y cáncer. También pueden dañar el hígado, los riñones y el cerebro, así como los sistemas cardiovascular, nervioso y endocrino. Además, pueden perjudicar la salud materna y el desarrollo fetal.
A new study led by a @UCBerkeleySPH researcher found that tampons from several brands can contain toxic metals like lead, arsenic and cadmium. Future research will test how much of these metals can leach out of the tampons and be absorbed by the body. https://t.co/ILDI13tNFw
— UC Berkeley (@UCBerkeley) July 5, 2024
Por ello, la autora de la investigación insta al público general a exigir “un mejor etiquetado de los tampones y otros productos menstruales”. Asimismo, espera que se obligue a los fabricantes a analizar sus productos para detectar la presencia de metales, especialmente metales tóxicos. La Universidad de California (@UCBerkeley), por su parte, ha anunciado que iniciará investigaciones futuras para probar qué cantidad de estos metales pueden filtrarse de los tampones y ser absorbidos por el cuerpo.