Entre 136.436 y 162.307 personas viven con VIH en España, lo que supone una prevalencia del 0,31% con respecto al total de la población, según datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). De todas ellas, un 92,5% ya conocen su diagnóstico, mientras un 7,5% viven sin saber que padecen esta infección. A pesar de este porcentaje, las cifras confirman los grandes avances en VIH, tanto en diagnóstico como en tratamiento, ya que un 96,6% de las personas que conocen su diagnóstico reciben tratamiento antirretroviral.
En el momento en el que el paciente se somete a este tratamiento, la situación con respecto a la infección comienza a cambiar. “Si la persona con VIH toma correctamente el tratamiento, la cantidad de virus en sus fluidos se reduce a niveles indetectables”, explica el Servicio Multicanal Info-Prevención de Cruz Roja España a través de su cuenta de X (antes Twitter).
“Si este estado se mantiene un mínimo de 6 meses, no se puede producir una transmisión en las prácticas sexuales sin #preservativo, es intransmisible”
Pese al desconocimiento de muchas personas, incluidos muchos pacientes que conviven con la infección, en el momento en el que reciben tratamiento, y pasado un tiempo mínimo establecido, la infección deja de ser transmisible. “Si este estado se mantiene un mínimo de 6 meses, no se puede producir una transmisión en las prácticas sexuales sin preservativo, es intransmisible”, añade @InfoVIHCruzRoja.
A través de infografías, el Servicio Info-Prevención ofrece información sobre el VIH y cómo es vivir con esta infección. Además de informar sobre el tratamiento, que es esencial para evitar que el VIH sea transmisible, también ofrece información sobre cómo se produce esa transmisión. “Los fluidos con capacidad para transmitir el VIH son: sangre, semen, flujo vaginal y leche materna”, añade en otra publicación.
“Además, el fluido ha de ser reciente y la carga viral detectable”
Es decir, el resto de fluidos del organismo no son capaces de infectar a otras personas “siempre que no vayan acompañados de sangre”, recuerdan. “Además, el fluido ha de ser reciente y la carga viral detectable”, añaden. Pero no solo eso, también es importante considerar las vías de entrada al organismo.
“Para que pueda darse la transmisión del VIH, ha de existir una puerta de entrada en el organismo a través de la cual el virus pueda acceder. Estas son las mucosas (ojos, boca, oídos, nariz, vagina, recto y glande) y las heridas abiertas y profundas”, explican en la siguiente publicación sobre la transmisión del VIH.
Sin embargo, a pesar de estas explicaciones, que pueden parecer más o menos sencillas, todavía existen miedos en torno a las personas portadoras. Así lo afirma Cruz Roja: “Al no disponer de la información adecuada, pueden aparecer miedos irracionales frente al VIH y podemos llegar a creer que cualquier situación que vivimos en la vida cotidiana supone un riesgo. Este virus no se transmite en la convivencia, ni por besos, abrazos o dar la mano”.