El auge de las redes sociales ha permitido que mejoremos la comunicación entre las personas y que ampliemos nuestros círculos y perspectivas. Pero desde el ámbito sanitario, los expertos señalan que son un auténtico peligro para la salud mental porque de la gran cantidad de imágenes que nos llegan, la mayoría cuentan con algún tipo de edición o utilizan filtros de belleza.
La nutricionista y coordinadora de la Asociación Castellano-Leonesa de Ayuda a Familiares y Enfermos de Bulimia y Anorexia (CETRAS-ACLAFEBA) Vinda González alerta de que estas plataformas son “un catalizador, un factor de riesgo muy importante en la aparición de los trastornos de la conducta alimentaria" porque “tendemos a compararnos y esas imágenes no siempre corresponden a una realidad”. Por lo tanto, siempre quedaremos en una posición de “desventaja”, ha declarado la experta en el Curso de Verano de la Universidad de Cantabria (UC).
MUJERES Y PANDEMIA
Un factor muy importante y que preocupa a los expertos es el notable incremento que los trastornos alimentarios han vivido de forma exponencial desde la pandemia, aunque sus características sean parecidas a las de hace unos años. Un hecho que podría estar muy vinculado al aumento de horas que hemos pasado delante de las pantallas.
Además, González explica que ocho de cada diez de los afectados por los trastornos relacionados con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal (TCA) son mujeres, por lo que "cuando un hombre tiene un problema de alimentación no solamente se enfrenta al problema mental, sino además, a una enfermedad que desde fuera se ve como una enfermedad de mujeres".
“Tendemos a compararnos y esas imágenes no siempre corresponden a una realidad”
En el curso de verano también ha participado su directora, Adelina Bernardo, que es psicóloga y coordinadora de la anteriormente mencionada asociación. La experta ha indicado que no hay una norma en cuanto a la forma de acceder a los tratamientos de estos pacientes, ya que "algunos van por iniciativa propia porque ven que algo no funciona y otros acceden al tratamiento por la vía familiar".
En este sentido, Bernardo ha insistido en la importancia de que las familias, incluidas las amistades, "estén atentas a determinadas señales de alarma", como cambios de humor, en determinados hábitos de comida, en la ropa, la forma en la que se comunican o si se aíslan, en el rendimiento académico o en las relaciones interpersonales.