Las ‘orejas de coliflor’, tan características de los deportes de contacto, cambió el destino de Ilia Topuria. El recién proclamado campeón del peso pluma de la UFC, de origen georgiano, llegó a España junto a su hermano Aleksandre allá por 2012, con apenas 16 años. Durante toda su infancia, los hermanos habían practicado lucha grecorromana, pero, al instalarse en España, no pudieron continuar con su afición.
Los deportes de contacto apenas tenían recorrido por aquellos entonces, más allá del boxeo. Sin embargo, la madre de los hermanos Topuria se topó por la calle con un hombre con ‘orejas de coliflor’, un distintivo que le empujó a preguntarle a aquel desconocido dónde entrenaba y si existía la posibilidad de que sus hijos pudieran entrenar también allí. Fue entonces cuando el hombre, que practicaba MMA, le facilitó la dirección del Climent Club y, sin saberlo, le estaba abriendo el camino a aquellos dos hermanos, hoy ya estrellas del MMA profesional.
Esas ‘orejas de coliflor’ de aquel hombre al que se dirigió la madre de los Topuria son una condición que ya hoy día ellos mismos presentan, pues aparecen como consecuencia de los golpes que se sufren en la oreja y que comúnmente manifiestan los deportistas de las artes marciales y lucha.
Si la intervención médica es ágil y temprana, es posible evitar la aparición de las orejas de coliflor
En concreto, la oreja de coliflor, también denominada otohematoma o hematoma pericondrial, surge tras un trauma en la oreja o golpes repetidos que provocan la acumulación de sangre entre el cartílago y el pericondrio del pabellón auditivo.
Esta afección es tratable mediante una intervención quirúrgica conocida como otoplastia, en la que se retira el coágulo de sangre y líquido a través de una incisión que requiere puntos de sutura. También puede recurrirse al drenaje de Penrose, un sistema de drenaje abierto para que los líquidos salgan de la zona afectada. Ambos procedimientos tienen por objetivo la recuperación de la forma de la oreja, con la readhesión del cartílago al pericondrio.
Si la intervención médica es ágil y temprana, es posible evitar la aparición de las orejas de coliflor. El drenaje de los líquidos es fundamental para ello, así como la prescripción de un medicamento antibiótico para evitar cualquier infección.