Medicina aeroespacial: Los entrenamientos de 6.000 especialistas aéreos que arrasan en las redes

"Si se dejan guiar por sus sensaciones todo sale mal. Aquí se trata de inducirles el estrés y que puedan conservar la mente fría" afirma el instructor Francisco Albero

Entrenamiento Militar (Foto: Freepik)
Entrenamiento Militar (Foto: Freepik)
José Iborra
24 julio 2023 | 09:05 h

La educación no sólo nos da conocimientos, nos da la capacidad de adquirir habilidades que en nuestro día a día puedan ser de utilidad. En casos muy concretos algunas enseñanzas permiten incluso salvar la vida, en casos de vida o muerte. Este es el caso del Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial (CIMA), quien preparada a sus tripulantes para momentos situaciones extremas.

En el año 2022 más de 6.000 pilotos, tripulantes aéreos, controladores y pilotos de drones pasaron el reconocimiento médico para la selección de personal. “Lo primero es la selección, y luego mantener la aptitud en vuelo, siempre y cuando sea seguro para sí mismos y para la operación. Y en eso consiste nuestro día a día, en selección y mantenimiento”, manifiesta la coronel médico Beatriz Puente.

"Lo primero es la selección, y luego mantener la aptitud en vuelo, siempre y cuando sea seguro para sí mismos y para la operación"

Son numerosas las pruebas por las que pasa un estudiante del CIMA  para poner a prueba sus capacidades. El objetivo de esta evolución es comprobar la evolución médica de la condición psicofísica del personal. Para realizarla de la forma más correcta se coordinan a través del Servicio de Medicina Aeroespacial y apoyados por un especialista de diferentes ámbitos desde Cardiología hasta Psiquiatría junto con dos servicios de ámbito general, por un lado radiología y por otro laboratorio.

El ‘Dunker’ es una difícil tarea cuyo objetivo se basa en lograr controlar el instinto de supervivencia en una situación de estrés bajo el agua. El ejercicio consiste en que los estudiantes se enfrenten a dificultades bajo el agua con cero visión gracias a unas gafas oscuras, donde deben mantener la calma para liberarse del cinturón de seguridad y escapar por la que sería la ventana del ‘vehículo’, sumergido y volcado previamente en el interior de una piscina provocando una sensación de caída al vacío.

Francisco Albero, instructor le aconseja que vayan con calma, ante todo debe ser prioritario mantener la posición en el asiento y permanecer atados hasta que los estudiantes recuperen, en cierto grado la consciencia. El fin, es lograr el dominio del instinto de supervivencia para no dar pasos erróneos que bajo el agua resultarían fatales. “Para escapar de una aeronave sumergida es fundamental un buen uso de los equipos de emergencia, un patrón aprendido y, sobre todo, las referencias”, subraya el instructor, quien continua afirmando que “si se dejan guiar por sus sensaciones todo sale mal. Aquí se trata de inducirles el estrés y que puedan conservar la mente fría”.

"Si se dejan guiar por sus sensaciones todo sale mal. Aquí se trata de inducirles el estrés y que puedan conservar la mente fría"

Los alumnos recibirán numerosos consejos antes de lograr su promoción, sin embargo nos encontramos una clave, mantener la confianza en las referencias y en las herramientas. Los ejercicio subacuáticos resultan ser una de las formaciones más intensas de entre las que se imparten en este centro, siendo uno de los entrenamientos aeromédicos por los que en 2022 pasaron más de un millar de alumnos. Este tipo de entrenamientos se ha situado como el referente de la medicina aeroespacial en España, buscando aumentar la seguridad de vuelo a través de la actuación sobre el factor humano, una capacitación técnica de su plantilla, compuesta por unas 60 personas, y de la alta tecnología de la que dispone.

La exposición controlada consiste en instruir a los alumnos en un ambiente seguro y controlado, en las diferentes situaciones que pueden encontrar los tripulantes en el medio aeronáutico, desde hipobaria, hasta hipoxia. Esta unidad del CIMA la integran cuatro laboratorios especializados en altitud, biodinámica, optrónica y antropometría, además del Dunker para ponerlos a prueba.

En el laboratorio de altitud, un grupo de 12 tripulantes de helicópteros  experimentan los síntomas de la hipoxia en una de sus dos cámaras hipobáricas simulando una altitud de  cinco kilómetros de altura. Cuando se evalúa a los pilotos de caza esta aumenta a más de siete kilómetros y medio, de esta manera se busca provocar las consecuencias de lo que ocurre cuando se reduce la concentración de oxígeno en sus células, al aumentar la altitud. En todos los casos los examinados irán acompañados de un instructor que vigile a los tripulantes.

 

 

A parte del instructor, en el exterior de la cámara hipobárica encontramos un ayudante que monitoriza los parámetros fisiológicos de pilotos y tripulantes acompañados por un médico para que en caso de haber algún problema grave puedan abordarlo en ese mismo instante. Durante un ejercicio se regula el oxígeno que reciben los tripulantes a través de unas máscaras manteniendo siempre una comunicación constante con los alumnos la duración del ejercicio.

Manuel Jiménez, teniente coronel médico, declara que el objetivo es que los aprendices padezcan los síntomas de la hipoxia “para que sean capaces de reconocerlos y que la experiencia de hoy la trasladen a sus vuelos”. La realidad es que la hipoxia puede afectarnos al completo desde el sistema nervioso central, visual, circulatorio llegando a producir en multitud de ocasiones sensación de lentitud en el pensamiento, aturdimiento, fatiga y dificultad respiratoria.

Estos son algunos de los tantos procedimientos por los que pasa un alumno en formación para conseguir todas las a capacidades y aptitudes que le ayuden a sobrevivir en casos extremos.  En el ámbito civil realiza la formación básica y avanzada para médicos examinadores aéreos, siempre atendiendo a los requisitos de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).  Por otro lado, la directora del CIMA María Rosa García se ha pronunciado sobre los retos futuros de la institución, uno de ellos es la preparación con el sillón de eyección, un proyecto que ya está encauzado y avanzado, el cual completará los entrenamientos del centro.

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