Las mujeres sufren mayores tasas de enfermedades y trastornos mentales y, como método de prevención, los expertos recomiendan seguir unos hábitos de vida saludables. Esta conclusión ha quedado patente tras un estudio reciente de una universidad de Nueva York, que ha investigado cuál es el impacto de los comportamientos del estilo de vida para la salud mental de las mujeres universitarias.
El popular nutricionista en redes sociales Saúl Sánchez (@SaulNutri) ha compartido los hallazgos de dicha investigación en X, antiguo Twitter, explicando, en primer lugar, que “más del 30 % de las mujeres en edad universitaria consumen una cantidad elevada y frecuente de alcohol”. A ello hay que sumarle otros factores de riesgo, como el tabaquismo o la dieta con ultraprocesados industriales de mala calidad.
Todos estos comportamientos han demostrado un incremento de la “inflamación sistémica”, también de la “neuroinflamación”. Además, se asocia con una “mayor patología psiquiátrica”. Para evidenciarlos, la muestra del estudio universitario ha estado conformada por 2.523 mujeres, las cuales tuvieron que responder encuestas online para poder evaluar sus hábitos de vida y su estado mental.
En el proceso tuvieron que excluirse cientos de respuestas por criterios de elegibilidad, respuestas incompletas o generadas por computadoras, entre otras. En total, la muestra quedó en 222 mujeres, de las cuales, 81 de ellas experimentaban síntomas leves de depresión y otras 80, de ansiedad. Asimismo, observaron que sólo 25 mujeres informaron tener síntomas de estrés leves o moderados. En la clasificación de los datos, “casi la mitad de la muestra (45,5%) se calificó como paciente de esta clase de patologías, o al menos con síntomas”, indica el nutricionista.
"Más del 30 % de las mujeres en edad universitaria consumen una cantidad elevada y frecuente de alcohol"
La mayoría de ellas presentaba una dieta de mala calidad. Lo relevante del análisis fue que las chicas con un estilo de vida menos saludable tenían puntuaciones más elevadas de depresión y ansiedad. Además, “se consiguió establecer una relación directa entre el consumo de alcohol y un mayor riesgo de depresión o de ansiedad”, en cambio, no se pudieron establecer asociaciones para los productos de tabaco o nicotina.
Tras los resultados del estudio, el objetivo de los investigadores pasa por potenciar la idea de diseñar una intervención dirigida directamente a los hábitos de vida de las mujeres jóvenes. Con una modificación de sus comportamientos, podrían mejorar significativamente sus síntomas de enfermedad mental y, por ende, su salud y su calidad de vida.