Cada vez se conoce más sobre los efectos adversos de las vacunas y los fármacos. Por este motivo, cada vez son más las reacciones que se notifican. Este es el resultado de lo que se conoce como efecto Weber, "un fenómeno bien documentado que consiste en que el número de notificaciones de reacciones adversas tras la vacunación aumenta cuando se introduce un fármaco o vacuna nuevo en el mercado". Así lo explica el divulgador científico @christianperez en X.
A medida que pasan los años y la ciencia avanza, los factores de control de las vacunas y fármacos son más estrictos. La concienciación sobre la seguridad de estos medicamentos cada vez es mayor, por lo que los requisitos de notificación de reacciones se vuelven más estrictos. Además, dentro de la notificación de las reacciones a la vacunación o a los fármacos también entran en juego el sesgo de notificación y la exposición mediática.
¿Sabías que las vacunas nuevas (o fármacos) suelen recibir más notificaciones de efectos adversos que las antiguas? Se conoce como efecto Weber y no significa que sean inseguras. Descubre más sobre este fenómeno 🧵 pic.twitter.com/OBePznMW3v
— Christian Pérez (@christianperez) March 5, 2024
"No significa que las vacunas nuevas sean más inseguras que las anteriores"
Sin embargo, que se produzca este efecto "no significa que las vacunas nuevas sean más inseguras que las anteriores", explica el divulgador. Estos nuevos métodos de control de fármacos y vacunas implican una mayor vigilancia y sensibilidad a los posibles efectos secundarios que puedan generar. Además, como asegura el científico, gran parte de estas reacciones se producen por coincidencia y no por el efecto de la vacuna.
Además, según lo argumentado por el científico en redes sociales, en numerosas ocasiones se ha producido un sesgo mediático que ha atribuido determinadas muertes a la administración de ciertas vacunas. El ejemplo que reporta es el de lo ocurrido en Estados Unidos en 2015. Diversos medios confirmaron que los informes publicados por el Sistema para Reportar Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) notificaron más muertes atribuidas a la vacuna triple vírica que a las causadas por el sarampión.
Lo mismo ocurre con el número de casos notificados que, según explica Pérez, tampoco es una señal de alerta real. Si comparamos el número de vacunas contra la Covid-19 administradas, es posible que los efectos adversos parezcan numerosos. En cambio, analizando la situación a través del efecto Weber se puede apreciar como la rapidez con la que se han desarrollado, la cantidad de dosis administradas y la atención pública que ha recibido es normal que de pie a un mayor número de notificaciones adversas.
"Esto no significa que estas reacciones hayan sido causadas por las vacunas, ya que sistemas como VAERS recogen informes de problemas de salud que ocurren después de la vacunación, pero no necesariamente a causa de ella, y que no son verificados"
Solo en marzo de 2021, Estados Unidos administró dos millones de dosis de la vacuna contra la enfermedad al día. En mayo del mismo año se habían administrado más de 275 millones de dosis en todo el país, como señala el divulgador. De este gran número de personas podrán extraerse numerosas reacciones adversas. En cambio, "esto no significa que estas reacciones hayan sido causadas por las vacunas, ya que sistemas como VAERS recogen informes de problemas de salud que ocurren después de la vacunación, pero no necesariamente a causa de ella, y que no son verificados", afirma.
"La cantidad de notificaciones no implica por sí misma una alerta de seguridad real. Por eso, los datos se someten a un análisis y una revisión especializados y se combinan con otros sistemas de vigilancia de seguridad, tanto activos como pasivos", comenta el divulgador en X.
Además, si observamos que las notificaciones de reacciones son elevadas en todos los casos, con independencia de si la persona ha recibido o no una vacuna, se puede confirmar que no existe un peligro real detrás de esta vacunación.
Asimismo, como concluye el experto, algunas personas hacen un uso incorrecto de sistemas como VAERS, llegando a citar erróneamente efectos adversos asociados a determinadas vacunas, así como menciones a morbilidades relacionadas con determinados fármacos que no son ciertas.