Las crisis de ausencia en la infancia representan una forma de epilepsia que, aunque breve y generalmente sin consecuencias a largo plazo, puede impactar significativamente el desarrollo y aprendizaje de los niños que la padecen. Durante estos episodios, los menores experimentan momentos de desconexión en los que quedan inmóviles, con la mirada fija y sin responder a estímulos externos.
Este tipo de crisis epiléptica, más frecuente en niños en edad escolar y particularmente en niñas, suele pasar desapercibido o confundirse con distracciones habituales, lo que retrasa el diagnóstico y tratamiento. En este contexto, la Dra. Laura Álvarez, pediatra y divulgadora en redes sociales, ha publicado en su cuenta de Instagram (@lapediatralaura) un mensaje dirigido a padres y cuidadores para alertarlos sobre esta condición.
En concreto, la Dra. Álvarez describe las crisis de ausencia como “episodios breves en los que el niño deja de hacer la actividad que está realizando, se queda inmóvil y tiene la mirada perdida”. Durante el episodio, que dura entre 5 y 10 segundos, el niño “no reacciona a la voz ni a los gestos de su madre” y, al terminar, vuelve a su actividad normal sin recordar lo que ha pasado.
Este tipo de crisis epiléptica, más frecuente en niños en edad escolar y particularmente en niñas, suele pasar desapercibido o confundirse con distracciones habituales
En algunos casos, también pueden observarse movimientos rítmicos como “parpadeo, muecas, lamerse los labios o 'colocarse bien la ropa'”, lo que puede ayudar a los padres a identificar el episodio. Según la Dra. Álvarez, la causa de las crisis de ausencia se encuentra en “un desequilibrio en los neurotransmisorescerebrales”, es decir, en las sustancias químicas que median los impulsos eléctricos entre las neuronas. Este desequilibrio, de origen frecuentemente genético, provoca la desconexión momentánea de la actividad consciente del niño, interrumpiendo su interacción con el entorno.
Además, la doctora subraya que este tipo de crisis es más común en la infancia, especialmente en niños y niñas en edad escolar entre los 4 y 9 años, y parece afectar con mayor frecuencia a las niñas. En general, los niños que presentan crisis de ausencia suelen mostrar un desarrollo normal en otros aspectos, por lo que su identificación depende de una observación atenta por parte de padres y educadores.
La Dra. Álvarez recomienda la realización de un electroencefalograma (EEG) para confirmar el diagnóstico de las crisis de ausencia, ya que este estudio permite “registrar la actividad eléctrica del cerebro y puede identificar patrones específicos que son característicos de las crisis epilépticas”.
En lo relativo al tratamiento, el doctor señala que “la mayoría de niños que la padecen suelen controlarse con la medicación antiepiléptica” y que, en la mayoría de los casos, estas crisis desaparecen con el paso de los años. Este ‘alertador’ de pronósticos se debe a que el cerebro en el desarrollo de los niños puede adaptarse y estabilizar los desequilibrios responsables de los episodios.