Las emergencias médicas pueden ocurrir en cualquier momento, pero cuando se convive con niños, las probabilidades aumentan. Por mucho que estemos pendientes, el peligro puede llegar en cualquier descuido, así que actuar con calma y precisión es fundamental para evitar empeorar la situación. Por ejemplo, una de las situaciones que puede darse es la ingesta de algún líquido no comestible o tóxico. ¿Cómo procederías si le sucede a tu hijo o hija?
Una de las reacciones que primero se nos viene a la cabeza es provocar el vómito para que el niño expulse cuanto antes la sustancia. Sin embargo, actuar de esta manera es un gran error, ya que podría empeorar más su estado. A raíz de un caso reciente que tuvo en su consulta, la popular pediatra Lucía Galán (@luciamipediatra) ha recordado en un Reel de Instagram por qué no se debe ni provocar el vómito, ni dar agua, leche o algún otro alimento cuando un menor ingiere algo que no debería.
Ante una situación así, lo primero que hay que hacer es contactar con el Instituto de Toxicología, llamando al 91 562 04 20 o, en su defecto, al 112. Ellos nos indicarán las instrucciones a seguir en función de la sustancia ingerida. Pero, si observamos que hay algún riesgo vital, hay que llevar al niño a urgencias del hospital”. Y en caso de que el pequeño se desplome o pierda el conocimiento, la pediatra recuerda que no hay que meter nada en la boca, ya que no se tragan la lengua.
Si el niño convulsiona o se desmaya, lo correcto es comprobar si respira. A continuación, hay que ponerle en posición de seguridad y llamar al 112 para seguir sus indicaciones. Y, “si el niño no respira, hay que iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar, pero la lengua no se traba y no hay que meter ninguna cosa en la boca”, insiste la experta.
"No se les provoca el vómito y no se les da ningún otro alimento, ni líquido, ni agua, ni leche. Se contacta con el Instituto de Toxicología"
En cualquiera de los casos, “no se provoca el vómito”, pues puede resultar peligroso para la salud del niño y provocarle estos problemas:
- Daño en el esófago: la experta advierte de que muchos líquidos son corrosivos o irritantes. Por lo tanto, “al vomitar, estos líquidos pueden causar más daño al pasar de nuevo por el esófago, lo que puede llevar a quemaduras, irritación o incluso perforaciones”.
- Aspiración del vómito: si actuamos de esta manera, existe riesgo de aspiración, es decir, que “el contenido del vómito pueda ingresar a los pulmones”. Esta situación puede provocar asfixia, neumonía por aspiración y otros problemas respiratorios graves.
- Composición tóxica: “algunos líquidos contienen sustancias que pueden reaccionar negativamente si se mezclan con los ácidos del estómago o con otros contenidos gástricos durante el proceso de vómito”. Estos podrían aumentar la toxicidad o causar reacciones químicas peligrosas.
- Más daño al tracto gastrointestinal: al provocar el vómito, se puede aumentar el daño en el tracto gastrointestinal, “especialmente si el líquido ingerido es muy irritante o corrosivo”.
Por todos estos motivos, Lucía Mi Pediatra recuerda que buscar ayuda médica “es crucial” en caso de que un niño ingiera un líquido no comestible. “Los profesionales de la salud pueden proporcionar instrucciones adecuadas y administrar tratamientos seguros y efectivos”, concluye, de tal manera que no comprometamos aún más la salud del pequeño/a.