Las bebidas energéticas son cada vez más populares, sobre todo entre personas que buscan un impulso rápido de energía o mejorar su rendimiento físico y mental. Sin embargo, su consumo genera múltiples dudas: ¿son realmente efectivas? ¿Qué riesgos implican para la salud? Un reciente análisis basado en estudios científicos busca desmitificar estas cuestiones, brindando claridad sobre los efectos de estos productos.
En este contexto, el médico y especialista en endocrinología y nutrición AntelmPujol ha compartido, a través de su cuenta en la red social X (@AntelmPujol), un hilo sobre mitos y evidencias de las bebidas energéticas. En concreto, Pujol explica que estos productos contienen comúnmente cafeína como ingrediente clave, acompañada de taurina, vitaminas del complejo B y, en muchos casos, azúcares.
Aunque estas bebidas pueden ofrecer mejoras en la resistencia y velocidad física gracias a la cafeína, no superan los efectos que se obtendrían al consumir cafeína de manera aislada. En cuanto a su capacidad para ayudar a perder peso, los estudios muestran que pueden incrementar el gasto energético en un 5-14% inmediatamente después de su consumo, pero no existen pruebas sólidas de que, a largo plazo y sin cambios en la dieta o el ejercicio, provoquen modificaciones significativas en la composición corporal.
La cafeína mejora la atención y la velocidad de reacción, pero no hay evidencia concluyente de que ingredientes adicionales como la taurina o la glucosa aporten beneficios extra
Por otro lado, el experto también ha hecho referencia a la concentración, y señala que la cafeína mejora la atención y la velocidad de reacción, pero no hay evidencia concluyente de que ingredientes adicionales como la taurina o la glucosa aporten beneficios extra. Esto reafirma que el café sigue siendo la fuente más efectiva de cafeína.
Sin embargo, no todo son ventajas. A dosis altas, las bebidas energéticas pueden tener efectos adversos sobre el sistema cardiovascular, como aumentos en la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, su impacto en el sueño es considerable: consumirlas entre cuatro y ocho horas antes de dormir puede reducir la calidad y la duración del sueño, lo que puede desembocar en un círculo vicioso de dependencia. El experto también advierte que estas bebidas no son seguras para mujeres embarazadas, adolescentes o menores, debido a su mayor sensibilidad a los efectos de la cafeína y la posible interacción de los ingredientes adicionales.
Con todo, Pujol recomienda un consumo moderado en adultos sanos y la elección de versiones sin azúcar. Aunque pueden ser útiles en ciertos contextos, los riesgos superan los beneficios cuando se consumen en exceso. Como señala el experto, "la mejor forma de obtener cafeína seguirá siendo el café".