El término ‘influencer’, que se ha popularizado en los últimos años, engloba a todas aquellas personas con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales, de acuerdo con la Real Academia Española. Actualmente, muchas personas son autodenominadas o denominadas por terceros como ‘influencers’, pero ¿realmente lo son?
El mundo audiovisual ha tenido gran repercusión económica y mediática a lo largo y ancho del globo, lo que ha llevado a los gobiernos de muchos países a regular la actividad de todas aquellas personas que influyen a través de las redes. A pesar de que muchas de esas personas utilizan su ‘poder’ para transmitir mensajes negativos o peligrosos, hay otras que pueden aportar grandes beneficios en el marco de la salud pública: son los 'influencers de la salud'.
Se puede considerar influencer de salud a todos aquellos capaces de concitar atención y afectar a las decisiones de otros debido a su autoridad
Uno de los gobiernos que ha regulado su actividad ha sido el español, aprobando un reglamento acompañado de una serie de cuestiones que pueden ayudar a saber si alguien es influencer. Así, se puede considerar influencer de salud a todos aquellos capaces de concitar atención y afectar a las decisiones de otros debido a su autoridad, conocimiento, posición o relación con su audiencia.
A su vez, tener seguidores en un nicho determinado con los que se interactúa activamente puede hacer sospechar que, efectivamente, se está ante un influencer de salud. Sin embargo, esto no es suficiente, pues el Gobierno incide en que hay que cumplir con otra serie de requisitos. El primero de ellos hace referencia a los ingresos, que deben ser iguales o superiores a 300.000 euros, y derivar exclusivamente de la actividad de los usuarios en el conjunto de servicios de intercambio de vídeos a través de plataforma que empleen.
Para ello, se tienen en cuenta los ingresos publicitarios, los pagos realizados por las propias plataformas, las cuotas y pagos directos abonados por su audiencia, las aportaciones de entidades públicas y cualquier otro ingreso derivado de su actividad como creadores de contenido.
El segundo requisito para saber si una persona es influencer de salud tiene que ver con la audiencia. Esta ha de ser significativa, y será considerado como usuario de especial relevancia aquel que tenga un número de seguidores igual o superior a 1.000.000 en un único servicio de intercambio de vídeos a través de plataforma; o un número de seguidores igual o superior a 2.000.000 en el conjunto de plataformas en las que desarrolle su actividad.
Cumpliendo con lo dispuesto en la Ley General de Comunicación Audiovisual, los creadores de contenido tienen prohibido hacer publicidad sobre tabaco o medicamentos
Estas audiencias son personas a las que el influencer de salud puede llegar, informar y concienciar sobre los principales problemas de salud pública, entre otras cuestiones. Para ello, el influencer debe publicar vídeos, siendo este el tercero de los requisitos. Así, el Gobierno afirma que un influencer en toda regla debe haber publicado o compartido un número de vídeos igual o superior a 24 en el año natural anterior, con independencia de su duración.
La persona que cumpla con todos estos requisitos y se centre en el ámbito sanitario es un influencer de salud, pero ¡ojo! Este poder está sujeto a una serie de restricciones. Cumpliendo con lo dispuesto en la Ley General de Comunicación Audiovisual, los creadores de contenido tienen prohibido hacer publicidad sobre tabaco o medicamentos, y se regula la publicidad de alcohol.
Por último, es importante recordar que si la persona es definitivamente un influencer, es obligatorio inscribirse en el “Registro estatal de de prestadores del servicio de comunicación audiovisual, de prestadores del servicio de intercambio de vídeos a través de plataforma y de prestadores del servicio de agregación de servicios de comunicación audiovisual”.