El pasado 28 de octubre, Matthew Perry, el actor que daba vida a Chandler Bing en ‘Friends’, fue encontrado sin vida en el jacuzzi de su mansión a los 54 años. En un primer momento, sin confirmaciones oficiales, se reveló que podría tratarse de un accidente cardiovascular. Sin embargo, días más tarde, la autopsia ha revelado la presencia de ketamina en el informe toxicológico.
En el documento presentado por los responsables de la autopsia en Los Ángeles, California, se ha confirmado que “los factores que contribuyeron a la muerte de Perry incluyen ahogamiento, enfermedad de las arterias coronarias y los efectos de la buprenorfina (utilizada para tratar el trastorno por consumo de opioides)”, según informa cadena SER.
La ketamina es un anestésico que se utiliza desde 1962 que se utiliza actualmente con fines médicos y para el tratamiento de animales en veterinaria, concretamente en caballos, según informa el Ministerio de Sanidad. Se puede encontrar en forma de líquido inyectable, aunque también existen otras presentaciones en polvo, cristales o pastillas.
"A dosis altas puede provocar un “viaje” muy intenso, con delirios, pseudoalucinaciones, pérdida de la noción del espacio y del tiempo y distorsión de la realidad"
Aunque los efectos varían según la composición, la dosis y el contexto en el que se consuma, la realidad es que esta sustancia puede provocar adicción y efectos adversos muy graves, sea cual sean los factores que intervengan en su consumo. “A dosis bajas, produce efectos similares a los de borrachera por alcohol, con pérdida de coordinación y dificultades para hablar y pensar, o visión borrosa”, explica Sanidad.
Sin embargo, las dosis altas pueden generar un delirio y generar ansiedad, paranoia, y hasta una parada cardiorespiratoria. “A dosis altas puede provocar un “viaje” muy intenso, con delirios, pseudoalucinaciones, pérdida de la noción del espacio y del tiempo y distorsión de la realidad. Algunas personas se ven fuera de su cuerpo o piensan que han muerto o van a morir de manera inmediata”, asegura el Plan Nacional sobre Drogas.
Además de estas secuelas, Sanidad recuerda que la ketamina tiene "un elevado riesgo de adicción y una rápida tolerancia". "Su combinación con alcohol u otras drogas aumenta el riesgo de sufrir depresión respiratoria, episodios de síncope o paro cardiaco", concluye.