La salud mental es un término muy amplio que engloba desde condiciones pasajeras hasta enfermedades o trastornos permanentes que afectan a la vida diaria de las personas que los padecen. Muchas de estas enfermedades o trastornos, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, se trata con psicofarmacología, una disciplina científica que estudia el efecto de fármacos en manifestaciones cognitivas, emocionales y conductuales.
En este sentido, hay una gran cantidad de psicofármacos, que se clasifican en base a las funciones que cumplen, como ha explicado el psicólogo e investigador Carlos Rebolleda a través de su cuenta (@RebolledaGil) en la red social X, anteriormente Twitter. Así, el experto ha compartido una serie de imágenes que explican los tipos de psicofármacos y para qué se emplean.
Los antidepresivos se utilizan principalmente para tratar la depresión, aunque también pueden ser efectivos para trastornos de ansiedad, obsesivo-compulsivos y algunas condiciones del dolor
En primer lugar, comienza con una ilustración de un cerebro que se divide en vías dopaminérgicas, rutas de neuronas que transmiten dopamina de una región del cerebro a otra, y vías serotoninérgicas. Las vías dopaminérgicas son las encargadas de la gratificación, el placer, la compulsión, la preservación y la función motora fina. Por su parte, las vías serotoninérgicas son las responsables del temperamento, el procesamiento de memoria, el sueño y la cognición.
A continuación, a través de una serie de imágenes, Carlos Rebolleda explica los tipos de medicamentos y su función. Así, expone que los antidepresivos se utilizan principalmente para tratar la depresión, aunque también pueden ser efectivos para trastornos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos y algunas condiciones del dolor crónico.
Actúan sobre neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y, en algunos casos, la dopamina. Su objetivo es corregir desajustes químicos en el cerebro. Además, existen varias subclases, incluyendo inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRSN), y antidepresivos tricícilicos, entre otros.
Por otro lado, los ansiolíticos, como las benzodiacepinas, se prescriben para tratar la ansiedad y el estrés. A su vez, los sedantes-hipnóticos, que también incluyen determinadas benzodiacepinas y otros compuestos como los barbitúricos, se emplean para inducir el sueño en personas con insomnio. Estos medicamentos funcionan aumentando la acción del GABA, un neurotransmisor inhibidor. Con ello, se produce un efecto calmante en el cerebro.
Los antipsicóticos, también conocidos como neurolépticos, se emplean para tratar síntomas de psicosis, como los encontrados en la esquizofrenia y el trastorno bipolar, incluyendo delirios y alucinaciones. Los típicos o de primera generación actúan bloqueando receptores de dopamina en el cerebro, mientras que los antipsicóticos atípicos o de segunda generación tienden a tener un perfil de acción más amplio, afectando a otros neurotransmisores a parte de la dopamina.
Los antipsicóticos, también conocidos como neurolépticos, se emplean para tratar síntomas de psicosis, como los encontrados en la esquizofrenia y el trastorno bipolar
Otro grupo de fármacos que ha incluido el psicólogo es el de los estabilizadores del ánimo, medicamentos esenciales en el manejo del trastorno bipolar. Gracias a ellos, se pueden controlar las fluctuaciones extremas en el estado de ánimo. Incluyen litio y ciertos anticonvulsivantes que son efectivos como estabilizadores del ánimo. Sin embargo, su mecanismo exacto de acción no está entendido por completo, aunque se cree que influyen en la transmisión de impulsos nerviosos y la actividad de neurotransmisores en el cerebro.
Por último, los estimulantes son los fármacos empleados principalmente para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y ciertos trastornos del sueño como la narcolepsia. La función de estos medicamentos es aumentar la actividad cerebral, mejorando la atención, la concentración y la energía. Su funcionamiento consiste en incrementar los niveles de ciertos neurotransmisores en el cerebro, como la dopamina y la noradrenalina.