Miguel Marcos (@drmiguelmarcos), médico internista y profesor en la Universidad de Salamanca, ha compartido en Twitter un hilo explicativo en el que detalla cuál es la combinación de “historia, leyenda y ciencia” que relaciona a la malaria con el gin-tonic, con la condesa de Chinchón y con las enfermedades autoinmunes. El hilo se transforma en un viaje a la historia para conocer cómo la quinina y sus derivados han llegado hasta nuestros días.
Según el experto, la leyenda cuenta que fue la condesa de Chinchón, casada con el virrey de Perú, quien introdujo la quinina en Europa después de que un nativo le hubiera proporcionado cortezas de este árbol para curarse de la malaria. Posteriormente, en 1742, el naturalista sueco Carl von Linneo que desarrolló la nomenclatura binómica para clasificar animales y plantas “dio el nombre de ‘Cinchona’, omitiendo una ‘h’, a los árboles de los que se obtenía dicha corteza”.
¿Qué tienen en común la condesa de Chinchón, la malaria, el gin-tonic y las enfermedades autoinmunes? La quinina y sus derivados, una historia fascinante donde se mezcla historia, leyenda y ciencia. Va #hilo...
— Miguel Marcos (@drmiguelmarcos) August 27, 2023
Así pues, la condesa de Chinchón no sólo fue “uno de los primeros europeos en ser tratados con quinina”, sino que “su nombre continúa ligado a la medicina, dado que conocemos como ‘cinconismo’ a la intoxicación por quinina o sus derivados (que causa pitidos en los oídos, cefalea, náuseas, etc.)”, señala. Sin embargo, el poder medicinal de esta planta contra la malaria ya era conocido por los nativos e incluso los misioneros jesuitas de Lima ya lo habían documentado.
"Este remedio se conoció inicialmente con nombres variados como 'polvos de la condesa' o 'polvos jesuitas'"
En consecuencia, también se le pusieron otros nombres, como los ‘polvos de la condesa’ o los ‘polvos jesuitas’, “algo que hacía poca gracia a los protestantes ingleses, que le cambiaron el nombre a ‘remedio inglés’”. Sin embargo, el sabor amargo seguía sin convencer a la población inglesa, por lo que decidieron añadirle un poco de azúcar. Y así nació el ‘Indian Tonic Water’, la bebida azucarada de la que se deriva la actual tónica. Unos 50 años después, el empresario alemán Schweppes “ideó el procedimiento industrial para la elaboración de bebidas carbonatadas y creó la tónica para las tropas británicas en la India”.
USO ACTUAL DE LOS DERIVADOS DEL QUINO
El Dr. Marcos señala que “la quinina es ‘peor’ medicamento que sus derivados sintéticos, como la cloroquina o la hidroxicloroquina”, por su “relación riesgo/beneficio”, así que son precisamente sus derivados los que se utilizan “para la prevención o tratamiento de la malaria en las zonas en las que el parásito es todavía sensible a sus efectos”.
“Sin embargo, los antipalúdicos como la hidroxicloroquina son muy útiles y se usan con frecuencia en enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoide. En nuestro país es, sin duda, la indicación en la que más se utilizan”. De hecho, el médico explica que durante la pandemia de la Covid-19 “se sugirió que podrían ser útiles”, “aunque no se confirmó posteriormente su eficacia y dejaron de utilizarse para ello”.
En conclusión, para el experto “resulta realmente curioso que de la corteza del árbol de la quina (Cinchona officinalis) se obtuviera un fármaco contra la malaria en el siglo XVII, que se utilizara posteriormente en todo el mundo (gin-tonic mediante) y que ahora se utilice sobre todo en enfermedades autoinmunes”.