La tecnología ha llegado para hacernos la vida más fácil. En la era digital, Internet se ha convertido en uno de nuestros mejores aliados, bien para comprar y que nos lo traigan directo a casa, para contactar más fácilmente con nuestros familiares y amigos y ampliar nuestra red, para ver películas o series a la carta o para buscar cualquier información que necesitemos, entre otras.
Según esta última premisa, en el campo de la salud, el IV Estudio Salud y Vida de la aseguradora AEGON concluye que cerca del 44% de los españoles busca información en la red cuando sufre algún problema de salud. Por lo tanto, Internet y las redes sociales no son únicamente espacios para el entretenimiento, sino también entornos para la socialización y la búsqueda de información de calidad.
RETOS EN LA ERA DIGITAL: LOS INFLUENCERS
Afortunadamente, muchas de las páginas a las que recurrimos sí que cuentan con la palabra de expertos y profesional sanitario especializado, pero muchas otras no cuentan con esa autoridad. A esto hay que añadirle la aparición de los influencers en redes sociales, personas mediáticas y con influencia en redes sociales por su gran número de seguidores, que en muchas ocasiones se mueven por intereses económicos y contratos con las marcas.
Las redes sociales también se utilizan como fuentes de información y esta tendencia vivió un auge con la pandemia de la Covid-19. Así lo explica Silvia Martínez, directora del máster universitario de Social Media en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), “pero este comportamiento, que ya existía, se ha podido incrementar por la situación concreta que estábamos viviendo en la pandemia, y ello ha podido hacer que ciertos perfiles se hayan popularizado más", concluye.
Los medinfluencers basan su actividad en aportar conocimiento y luchar contra la desinformación en el ámbito de la salud
La gran demanda de información sanitaria es una de las razones por las que más ha crecido el número de seguidores de los conocidos como ‘medinfluencers’. Se trata de profesionales del ámbito de la salud que utilizan sus redes sociales para compartir contenidos de valor y que se han convertido en referentes para la comunidad virtual.
El valor de estas figuras reside en que basan su actividad en aportar conocimiento y luchar contra la desinformación, desmontando mitos y confirmando verdades, en contraposición a la falsa información que muchas veces circula por la red. Además, no prescriben productos y se esfuerzan por concienciar a la población sobre la dudosa veracidad de algunos procedimientos o consejos.
Es cierto que los medinfluencers también sirven como parte de la estrategia de marketing para las marcas y en ocasiones sí que recomiendan productos o comparan unos y otros, pero su labor como profesionales es hacerlo desde la objetividad. Por el contrario, los influencers que no tienen nada que ver con el campo de la salud, son celebridades e inexpertos en la materia. La diferencia entre ambos reside en un aspecto fundamental: la credibilidad.
¿MEDINFLUENCERS CON O SIN FORMACIÓN?
Uno de los conflictos que aparece bajo la etiqueta de los medinfluencers es la existencia de perfiles basados en dar consejos relacionados con el ámbito de la salud a sus seguidores, pero que no cuentan con formación sanitaria. Su popularidad sigue estando ahí pero, ¿son sus recomendaciones totalmente objetivas y fidedignas?
Por otro lado, existe el riesgo de que los consejos que brindan muchos de los expertos sean demasiado genéricos. Viniendo de la boca de un especialista, es normal que los seguidores puedan entenderla como beneficiosa en todos los casos, pero Neus Soler nos recuerda que “en realidad pueden no serlo para mucha gente”.