El autocuidado es la base del bienestar, tanto físico como emocional. Gracias a él podemos prevenir muchos problemas de salud que, efectivamente, son evitables. Hablamos de hábitos que nacen de nosotros mismos y que aplicamos en nuestro día a día, tales como la alimentación equilibrada, llevar una vida activa, practicar el cuidado de la piel, trabajar la salud mental, seguir un horario de sueño controlado o evitar el consumo de tóxicos, como el tabaco o el alcohol.
Sin embargo, ¿cómo estamos en autocuidado en comparación a unos años atrás? La responsabilidad con nuestra salud depende de nosotros mismos, pero también de la educación en esos valores activos. Hoy hablamos de ello en Influcare con Marta León, ingeniera química, especializada en alimentación y salud hormonal femenina, también divulgadora en redes sociales bajo el nombre @foodgreenmood:
Analizando todos los años que llevas trabajando como divulgadora científica, ¿crees que la sociedad española está mejorando en la tarea de los autocuidados?
El deseo y la intención de cuidarnos ha existido siempre. Sí que es cierto que estamos progresando en la comprensión y la práctica de los autocuidados. En parte gracias a factores como el acceso a la información que tanto internet como las plataformas de redes sociales se brindan (nunca antes habíamos tenido tantas ginecólogas influencers), la información sobre salud y bienestar es más accesible que nunca. A esto debemos sumarle la creciente tendencia que existe hacia la salud preventiva (mayor conciencia sobre la nutrición, el ejercicio, la salud mental y el manejo del estrés. Y el auge de las tecnologías de salud, como la cantidad de apps de salud y bienestar que han ido apareciendo en la última década.
Sin embargo, aún queda camino por recorrer. La desigualdad en el acceso a la información y la falta de recursos para muchas personas hacen que aún quede mucho trabajo por hacer.
"Deberíamos seguir avanzando en la investigación para comprender mejor qué necesita nuestro cuerpo en los distintos momentos de la vida"
¿Qué comprende el autocuidado? Es decir, ¿qué aspectos debemos trabajar en nuestra rutina para garantizar nuestro bienestar?
El concepto de bienestar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), va más allá de la salud física e incluye el bienestar emocional, psicológico y social. Es decir, un estado en el que la persona con sus propias aptitudes puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de manera productiva y fructífera, y contribuir a su comunidad. A mí, personalmente, me gusta diferenciar los tipos de autocuidado según las distintas dimensiones:
- Autocuidado Físico: Incluye acciones relacionadas con el cuidado del cuerpo, como la alimentación saludable, el ejercicio físico regular o, el descanso adecuado.
- Autocuidado Emocional: Se refiere a la gestión de nuestras emociones y sentimientos. Esto puede incluir prácticas como la meditación, la escritura de un diario, la reflexión personal y la búsqueda de apoyo emocional cuando sea necesario.
- Autocuidado Espiritual: Implica actividades que nutren el espíritu y dan sentido a la vida, como la meditación, la conexión con la naturaleza, o cualquier actividad que proporcione una sensación de paz y plenitud.
- Autocuidado Social: Se trata de mantener relaciones saludables y de apoyo. Esto puede incluir pasar tiempo con amigos y familiares, participar en actividades comunitarias o grupos de apoyo. Todo lo que construya vínculos constructivos con los demás.
Lo importante es encontrar las prácticas que mejor se adapten a nuestras necesidades y podamos incluirlas en nuestra rutina diaria.
Entonces, ¿en qué debemos avanzar todavía respecto a este tema?
Aún hay varias áreas en las que la sociedad necesita avanzar para mejorar el bienestar general:
Deberíamos aumentar la conciencia sobre la importancia del autocuidado y educar desde la infancia sobre cómo construir hábitos saludables en nuestra vida diaria, destacando que no es un lujo sino una necesidad. Actualmente se hace, pero quizás no lo suficiente.
Mejorar el acceso a recursos de salud mental y física, especialmente en lugares con escasez de servicios.
Promover mayores políticas y prácticas en los lugares de trabajo y en instituciones educativas que respalden el autocuidado, como horarios flexibles o aumentar los programas de bienestar.
Combatir el estigma que aún se asocia con la búsqueda de ayuda para el bienestar mental y emocional. Tendríamos que entender que es tan importante como el cuidado de la salud física.
Deberíamos seguir avanzando en la investigación para comprender mejor qué necesita nuestro cuerpo en los distintos momentos de la vida (pubertad, vida fértil, climaterio, vejez…) según los diferentes grupos demográficos para así poder desarrollar estrategias más efectivas.
"Debemos escuchar a nuestro cuerpo y dedicarnos espacios de autocuidado"
Vamos con una pregunta para la que muchas veces solemos tener una respuesta autoconcebida... ¿Quiénes tienen más constancia o se lo toman más en serio: hombres o mujeres?
Pues lo cierto es que no podemos generalizar que unos u otros tengamos más constancia o se tome más en serio el autocuidado que el otro, ya que esto depende de múltiples factores. Lo que sí que es cierto es que esto dependerá de: las prioridades de cada uno, la educación, la conciencia de salud que tengamos o la vulnerabilidad que sintamos. Adquirir buenos hábitos y cuidarnos puede ser fácil o difícil según la motivación que tengamos.
Marta, para concienciar a nuestros lectores... ¿Por qué es tan importante cuidarnos o practicar el autocuidado?
Cuidarnos es esencial por varias razones, en primer lugar porque mejora nuestra salud física y nos ayuda a prevenir enfermedades, en segundo lugar porque contribuye a nuestro bienestar mental/emocional y a una mejor gestión del estrés, también porque nos ayuda a desarrollar resiliencia frente a los desafíos de la vida. En definitiva, porque mejora nuestra calidad de vida.
¿Qué señales deben alertarnos de la necesidad de que debemos cuidarnos más?
Existen varias señales clave que pueden alertarnos sobre la necesidad de prestar más atención a nuestro autocuidado, como por ejemplo, si estamos constantemente cansados, incluso desde la mañana. Si tenemos dificultades para dormir, si nos sentimos irritables o experimentamos cambios de humor frecuentes, si tenemos dolores de cabeza recurrentes, malestares digestivos, falta de apetito, hambre compulsiva, molestias menstruales, bajo rendimiento escolar o pérdida de interés en actividades que solíamos disfrutar. Estas y muchas más, son señales de que debemos escuchar a nuestro cuerpo y dedicarnos espacios de autocuidado.