En España, entre un 10% y un 15% de personas sufre alguna enfermedad autoinmune. El ataque a las células sanas se produce cuando el sistema inmune no es capaz de hacer frente a los virus y las bacterias que entran en el cuerpo. La prevalencia de estas enfermedades se ha incrementado en los últimos años y las cifras pueden ser inexactas, porque no todas las personas que padecen esta enfermedad están correctamente diagnosticadas.
Los síntomas que pueden causar, las diferentes enfermedades autoinmunes, comunes o desconocidas, y los enemigos que pueden afectar al desarrollo de la inflamación producida por estas enfermedades, son algunos de los factores que condicionan la vida de pacientes que enfrentan alguna de estas patologías.
"Las enfermedades autoinmunes son silenciosas, invisibles, en muchas ocasiones indescifrables" señala María Real Capell, farmacéutica, nutricionista y psiconeuroinmunoendocrina, en su primer libro 'Cuando el cuerpo se rebela'. Bajo el subtítulo 'aprende cómo vivir plenamente con una enfermedad autoinmune', la autora recoge en 446 páginas algunas de estas patologías, las herramientas para una vida llena de energía y cuáles son las principales causas que desequilibran al sistema inmunitario.
En una entrevista para este medio ha explicado qué le llevó a ser la redactora de esta obra, cuáles son las claves para enfrentar estas enfermedades y cómo es el trato con pacientes en su día a día.
Al principio del libro explicas cómo surgió la idea de redactarlo, ¿tuviste claro desde un primer momento cómo querías que fuese tu primera obra?
De estas enfermedades, hay descritas más de 80. Yo he visitado a muchos pacientes, y me costó un poco decidir qué enfermedad iría en el libro. De hecho, hay algún seguidor que me ha escrito y me ha dicho “María yo soy paciente tuyo" con enfermedad de Behçet, que no está incluida en el libro.
Por tanto, elegí las enfermedades que iban al libro según lo que había estudiado y las 11 que más veía en consulta. Aunque también hay otras, pero no las pudimos incluir porque si no en vez de 446 páginas tendríamos 1.000.
Comienzas contando la historia de una paciente a quien, por una caída, le habían recetado un número excesivo de medicamentos, ¿crees que el servicio de farmacia y la atención primaria deberían trabajar a la par?
Es el caso de una paciente que se cae, no le duele nada, la cuidadora insiste en ir a urgencias. Después de varias pruebas, dice que no le duele nada y aún así le pautan un analgésico, un antiinflamatorio, un opiáceo y, cuando se dan estas tres cosas juntas, se tiene que dar un inhibidor de la bomba de protones porque si no puede afectar al estómago, así que también le recetan un omeprazol.
Esto en la farmacia lo veíamos una vez, como mínimo, al día. Se pautaban tratamientos excesivos y veías al paciente que no estaba tan mal. Por ejemplo, una paciente con infección de orina, si no le has hecho un cultivo ¿Por qué le das este antibiótico y no le explicas que, si va a la playa, se tiene que cambiar la parte de abajo para prevenir? Yo en la farmacia veía la necesidad de escuchar al paciente y, a veces, con el sistema de sanidad que tenemos, es poco posible, porque con consultas de diez minutos no vas a gastar el tiempo diciendo que se cambie la parte de abajo del bikini.
"Si tú no le explicas al paciente cómo tomar correctamente los medicamentos, no le van a funcionar"
Por esto, para mí es primordial este trabajo común, porque además muchos pacientes no toman bien la medicación. De hecho, una de las enfermedades descritas en el libro que es muy frecuente afecta a un 15% de las mujeres. Es el hipotiroidismo de Hashimoto y muchas pacientes llevan seis años tomando el tratamiento, la molécula se llama levotiroxina sódica, y se la toman mal. Es un medicamento muy egoísta y le gusta estar solo, como te lo tomes junto al café, estás lanzando la mitad de la pastilla a la basura. Si tú no le explicas al paciente cómo tomar correctamente los medicamentos, no le van a funcionar. Sería un sueño que la farmacia estuviese integrada en la atención primaria, pero esto son cosas que ocurrirán a largo plazo, quizás.
En el libro, como comentabas, mencionas muchas enfermedades, síndromes, como por ejemplo el síndrome premenstrual, enfermedades que afectan más a una parte de la población en concreto, etcétera. ¿Cuál de estas enfermedades es la gran desconocida?
La gran desconocida de las enfermedades autoinmunes, quizás, es que a veces no tenemos en cuenta los enemigos de las enfermedades autoinmunes. Tú tienes un paciente con este problema, pero si no tienen en cuenta, por ejemplo, el sobrepeso, no va a mejorar, porque el sobrepeso, que es el exceso de grasa y hay que entenderlo como un órgano endrocrino cuya misión es fabricar una inflamación, y este sería el verdadero problema. Tú tendrás un paciente, por ejemplo, con enfermedad de Crohn, le darás el tratamiento, que en este caso, generalmente, será un biológico, pero si no atacas a los enemigos que describo en el libro, esta enfermedad no acaba de mejorar del todo, porque tendrás a unos trigger que activan esa enfermedad.
También un trigger aparte, bueno, y enemigo gran desconocido de las enfermedades autoinmunes, es el estrés. La elevación de cortisol, como activa la inflamación, desencadena una liberación de citoquinas inflamatorias, que son las que empeoran las enfermedades autoinmunes.
Y estas enfermedades, ¿cómo se tratan en consulta?
Son consultas que duran más de una hora. La primera consulta dura hora y media, aproximadamente. Lo primero que se hace es lo que llamamos anamnesis, es decir, se le pregunta de todo al paciente, hasta el tipo de parto y cómo nació. Después, se recopilan los datos y se ven las historias clínicas de los pacientes, y los medicamentos que toman. Es algo que siempre tengo en cuenta, porque yo una de las herramientas que utilizo, aparte de la nutrición, es la suplementación, y por eso debo tener en cuenta los medicamentos que toman para que no haya interacciones.
"Cada paciente es único"
Otra de las preguntas que le hago al paciente es, ¿qué es lo que más te molesta? Porque a lo mejor lo que más le molesta es la fatiga, y entonces debes darle un adaptógeno, es decir, un medicamento que te mejora la energía. O, a lo mejor, lo que más le molesta al paciente es que tiene psoriasis y le pica la piel. Por eso, siempre es muy importante que la primera pregunta sea: “bueno, de todo lo que me has contado, ¿qué es lo que más te molesta?” porque así empezamos a definir objetivos de mejora.
Cada paciente es único. Entonces trazamos un plan, normalmente con visitas muy largas y con muchos cambios. Después, son cada tres meses para que haya tiempo de cambiar de hábitos o haga efecto una dieta, por ejemplo.
Supongo que no podrías quedarte solo con uno, pero, de las consultas particulares descritas en el libro, ¿cuáles son las que más te han calado personal y profesionalmente?
Todos los que he incluido son muy especiales y muy emotivos, pero, por ejemplo, el caso de Fernando es uno de ellos. Fernando era un paciente con muy mala calidad de vida y él la compensaba tomando azúcar porque le daba un poco de “subidón”. Él tomaba azúcar y tenía media hora de “subidón”. Pero fue un paciente muy agradecido a la hora de mandarle una dieta, porque mejoró muy rápido.
El caso de Cristina también, ella, además, es médica. Le dijeron que sus óvulos, como había hecho la quimioterapia y la radioterapia, no servirían para nada, y se quedó embarazada. También este caso es increíble.
El caso de Vanesa, quizás, es muy importante, porque con ella vemos que no todos los pacientes pueden hacer una dieta, o sea, con Vanesa, como lo cuento, nos cuesta muchísimo. O con Agapito, también, que vamos súper poco a poco. Estas historias demuestran que cada paciente es único.
Quiero destacar, también, la parte para los acompañantes que pueden ser maridos, mujeres, amigas de pacientes con enfermedades autoinmunes y pongo maneras de ayudar, de verdad, a estos pacientes. Porque yo siempre digo que, la frase “cualquier cosa estoy aquí”, son palabras vacías. Hay otras muchas formas de ayudar. Por ejemplo, si sabes que tiene analítica, le vas a buscar y le invitas a desayunar, es decir, pequeños gestos para que sepan que estás ahí de verdad.
¿Continuarías el libro? ¿Explicarías el resto de enfermedades no descritas en otra obra dedicada a las autoinmunes?
Sería una posibilidad, aunque a las personas que tengan enfermedades autoinmunes, como por ejemplo, vasculitis autoinmunes, que no está descrita en el libro, los consejos le pueden funcionar igual de bien, porque el denominador común es la inflamación y el descontrol del sistema inmunológico. Entonces, aunque tú tengas una enfermedad autoinmune, con nombre y apellido, que no aparece en mi libro, los consejos te pueden ir igual de bien, porque el denominador común es que tu sistema inmune tiene una disfunción. Es más, creo que mi próximo libro no va a tratar de enfermedades autoinmunes. Es un secreto todavía.
Por último, resumir un libro de 446 páginas en tres ideas no es tarea fácil, pero, ¿qué tres recomendaciones del libro son imprescindibles para hacer frente a las enfermedades autoinmunes?
Es difícil elegir solo tres, pero diría que la primera es la dieta antiinflamatoria. La segunda, tener la vitamina D en rangos, es crucial en autoinmunes porque si no la enfermedad empeora. Y la tercera quiero decir que, a pesar de ser farmacéutica y nutricionista, mi tercer pilar imprescindible es evitar el sedentarismo. No soy fisioterapeuta, ni entrenadora personal, pero es muy importante evitar el sedentarismo.