Ante las acumulaciones de grasa en zonas localizadas del cuerpo, solemos pensar en celulitis o exceso de peso. Sin embargo, hay una enfermedad que va más allá de todo esto y que, además de la afectación física, puede llegar a afectar a la salud mental de quien la sufre: el lipedema. Para profundizar en las consecuencias de esta enfermedad y explicar su tratamiento, la doctora Carmen Iglesias, especialista en cirugía plástica y reparadora del Hospital Universitario la Paz, ha acudido al podcast ‘La Huella de la Piel’, presentado por María Velasco.
“La grasa del lipedema es distinta a la normal ya que, generalmente, duele. De hecho, hay algunas pacientes que no pueden ni sentarse”, comienza la experta. A este dolor, que en ocasiones se siente simplemente al tacto, hay que añadir la sensación de pesadez en las piernas y un cansancio que no cede aunque se pongan las piernas en alto. “Además, tiene la peculiaridad de que los pacientes suelen tener muchos moratones por golpes que ni recuerdan haberse dado”.
“La grasa del lipedema es distinta a la normal ya que, generalmente, duele”
Se trata de una enfermedad de mujeres, que afecta hasta el 11% de la población femenina. Sin embargo, pese a su elevada prevalencia, es una enfermedad infradiagnosticada, porque “hasta hace 10 años no era una enfermedad de la que se hablara”. La situación se complica, aún más si cabe, porque muchas pacientes son muy jóvenes cuando aparece. “Esta afección aparece cuando comienzan los trastornos hormonales. Suele empezar en la adolescencia, cuando las niñas tienen su primera menstruación”. Esto puede llegar a dificultar también el abordaje de la patología.
“Hay que tener cuidado en el abordaje, porque hay niñas que empiezan a los 12 años, y tampoco se les puede ‘volver locas’ con cuidados excesivos”. Pero, ¿cómo pueden las niñas y el resto de mujeres saber si están padeciendo lipedema? La experta señala que, si tienes una deformidad muy característica, principalmente acumulada de rodillas a tobillos, junto con dolor y pesadez inexplicable, es muy probable que se trate de esta condición.
MÁS ALLÁ DE LA SALUD FÍSICA, LA SALUD MENTAL
Los cambios de aspecto físico y dolor en cuanto al lipedema están muy relacionados con el peso. Esto puede afectar a las mujeres en gran medida, porque durante muchos años se dedican a hacer dietas muy estrictas y restrictivas, sin ver cambios. “La grasa en sí del lipedema no se pierde con el peso”. La experta señala que, al final, las pacientes terminan teniendo problemas relacionados con las dietas. “Si se ponen a dieta y hacen ejercicio, pero nada cambia, les va afectando. Además, la sociedad también les dice que hay algo que no están haciendo bien".
“Para estas pacientes es muy importante el acompañamiento psicológico, especialmente en aquellas que ya tienen un problema de acumulación importante de grasa. Esto supone una limitación funcional y un problema de autoestima”, señala la doctora.
MUCHAS OPCIONES DE TRATAMIENTO
La Dra. Iglesias señala que, a día de hoy, el lipedema es una afección inevitable, aunque los cambios en cuanto al aspecto y los dolores están muy relacionados con el peso. En este sentido, uno de los tratamientos pasa por explicar a las pacientes la importancia de los hábitos de vida saludables, como una dieta sana y equilibrada, hacer deporte o descansar. Por otro lado, se puede recurrir a medias de compresión o tratamientos de drenaje linfático o radiofrecuencia.
"Para estas pacientes es muy importante el acompañamiento psicológico, especialmente en aquellas que ya tienen un problema de acumulación importante de grasa"
“En el último escalón nos encontramos el tratamiento quirúrgico. La cirugía de lipedema es muy reconfortante para las pacientes, porque, por un lado, permite volver a tener estéticamente las piernas como les gustaría tener y, por otro, les quita el dolor”. Los tratamientos ayudan en gran medida a las pacientes, desde las más jóvenes hasta las más mayores, a recuperar su calidad de vida.
El lipedema es una enfermedad de mujeres, de elevada prevalencia y que afecta no solo a la salud física, sino también a la salud mental. Visibilizar esta enfermedad es fundamental para lograr acabar con el retraso diagnóstico y contar con más redes de apoyo psicológico para las pacientes.