Los niños no deben consumir frutos secos enteros, debido a que su tamaño y la poca capacidad para masticar de los pequeños pueden derivar en accidentes, llegando a producir la muerte. Esta situación ha quedado reflejada en X (antes Twitter), en la que el farmacéutico Julio Fernández (@JulioFdez79) ha compartido la imagen de la mitad de un cacahuete obstruyendo la entrada de aire a los pulmones.
Tras la publicación de la imagen, las dudas sobre cómo actuar en estos casos no han tardado en llegar. “¿Sería una buena solución administrar los frutos secos de forma totalmente triturada en papillas para los niños entre uno y tres años? No sé si de esta forma se puede disminuir el riesgo de atragantamiento y a la vez dotar al niño de todas las propiedades de los frutos secos”, ha preguntado una usuaria de la red social al farmacéutico. “Triturada yo te diría que sin problemas, nunca en trocitos por si hay aspiración”, ha respondido el farmacéutico.
Es recomendable no dar a los niños menores de cinco o seis años cualquier tipo de fruto seco sin moler debido al alto riesgo de atragantamiento y asfixia que existe
Los expertos señalan que es recomendable no dar a los niños menores de cinco o seis años cualquier tipo de fruto seco sin moler debido al alto riesgo de atragantamiento y asfixia que existe. Su incorporación a la dieta se puede hacer a partir de los tres años, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), pero siempre extremando la vigilancia y no dejando a los niños comerlos solos. Sin embargo, esta recomendación no se extiende solo a estos alimentos, sino que el riesgo de asfixia está presente en gominolas, palomitas de maíz o, incluso, jamón.
¿CÓMO EVITAR ATRAGANTAMIENTOS?
En caso de que se haya producido el atragantamiento, en primer lugar hay que animar al niño a toser. La tos es el mejor mecanismo para expulsar alimentos u objetos por las vías respiratorias. Para ello, es necesario inclinar a la persona hacia delante y provocársela. En caso de que esto no sea efectivo, se debe llamar a Emergencias, pues es probable que la vía respiratoria se haya obstruido por completo.
Mientras se espera la llegada de los servicios de Emergencias, se deben comenzar las maniobras para liberar la vía respiratoria, que varían en función de la edad del menor. Así, en caso de que se trate de un lactante de cero a doce meses, se le debe colocar boca abajo, sujetando su cuello y su mandíbula con una mano. En esta posición, se le darán palmadas entre los omóplatos con el talón de la otra mano; y, seguidamente, se le dará la vuelta y se comenzará con cinco compresiones torácicas sobre el esternón usando dos dedos.
En casos de niños de más de un año, el adulto se debe colocar detrás y y hacer cinco golpes seguidos en la espalda, entre los omóplatos. Tras esto, es importante realizar la maniobra de Heimlich con cinco compresiones en el abdomen. Esto se debe hacer tantas veces como sea necesario, para que acabe expulsando el objeto o hasta que pierda la consciencia.
La presencia de cuerpos extraños en la vía respiratoria del niño no es una patología frecuente, pero cuando ocurre puede tener consecuencias graves, incluido el fallecimiento
La presencia de cuerpos extraños (CE) en lavía respiratoria del niño no es una patología frecuente, pero cuando ocurre puede tener consecuencias graves, incluido el fallecimiento. Afecta sobre todo a niños entre uno y cuatro años, aunque hay otro pico alto de incidencia entre los nueve y doce años.
Durante el año 2000, fue la causa de 160 muertes y de más de 17.000 consultas a los servicios de Urgencias de menores de 14 años en Estados Unidos. La muerte por asfixia secundaria a aspiración de cuerpos extraños es la cuarta causa más común de muerte accidental en el país americano y la segunda causa de muerte doméstica, que además, es evitable. En nuestro entorno la mortalidad se ha cifrado en nueve casos por cada 1.000 accidentes por cuerpos extraños respiratorios en niños.