La piel es el órgano encargado de protegernos y defendernos de las agresiones del exterior pero, además, es el ‘hogar’ de hongos y bacterias que conviven con nosotros. Si todo va bien, estos inquilinos no tienen por qué darnos problemas. Sin embargo, la cosa puede cambiar debido a numerosos factores, siendo uno de ellos el estrés. ¿Puede la salud mental estar detrás de esos granitos o de ese eccema que sale a la luz de vez en cuando? La respuesta la ha compartido Jerónimo Ors, farmacéutico, especialista en salud y belleza de la piel y director de la firma de cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors, en el podcast ‘La Huella de la Piel’, presentado por María Velasco.
“Nos estamos dando cuenta de que cada vez gestionamos peor las emociones, debido a que tenemos muchos más estímulos”, comienza el experto. En nuestro cuerpo, tenemos una serie de órganos y sistemas especialmente sensibles a la tensión emocional: el cerebro, el intestino, el sistema inmune y, por supuesto, la piel. La dermis es muy sensible a las alteraciones debido a que es el órgano que más terminaciones nerviosas tiene, con el objetivo de detectar información y enviarla al cerebro.
“Nos estamos dando cuenta de que cada vez gestionamos peor las emociones, debido a que tenemos muchos más estímulos”
“Cuando hay demasiada información, el cerebro se ‘cortocircuita’ y empieza a enviar órdenes contradictorias a la piel. En ese momento, la piel empieza a alterarse y acelera su ritmo de renovación, impidiendo que las células maduren correctamente y empiecen los problemas”. Un ejemplo de estos ‘problemas’ son los eccemas, en los que la piel se altera y empieza a destruirse a sí misma.
Así, si de la nada aparece un brote de acné, un eccema o, incluso, caspa o caída capilar, la respuesta puede encontrarse en el estrés. “La piel nos está dando señales todo el tiempo, pero tenemos que escucharlas. Descamación, tirantez, infecciones por hongos, todos ellos son signos de que algo está pasando”. Pero, ¿qué hacer si nos encontramos en esta situación? Es probable que necesitemos cambiar nuestra rutina de belleza, pero lo principal siempre será acudir a un profesional que explique qué es lo que está pasando y qué es necesario corregir.
¿CÓMO SOLUCIONAR ESTA SITUACIÓN?
“La cosmética de hoy en día está llena de armas maravillosas para casi todo”, indica el experto, en relación a cómo abordar los problemas en la piel por el estrés. Sin embargo, aclara que, cuando una persona tiene una patología de piel relacionada con el estrés, debe relajarse, emplear productos calmantes, evitar los estimulantes y, en concreto, no enjabonarse demasiado. “La piel tiene una capa de grasa donde se encuentran las defensas. Si nos enjabonamos mucho, nos las quitamos”.
“La cosmética de hoy en día está llena de armas maravillosas para casi todo”
Proteger a quien nos protege también es fundamental. En este sentido, Jerónimo Ors subraya la importancia de usar fotoprotección en verano, tanto por la mañana como por la tarde, y retocarla cada dos o cuatro horas. “El gran enemigo de la piel siempre va a ser el sol”. Pero, ¿qué hacemos en invierno? “El problema del invierno es la sequedad extrema”. Debido al sobrecalentamiento del planeta y a la falta de humedad, los ojos, piel y garganta se resecan más de lo debido. Por ello, el experto recomienda mejorar la humedad de nuestras casas.
Finalmente, el experto recuerda la importancia de los buenos hábitos, que también repercutirán de forma positiva en la piel. “Es momento de comer fruta y verdura fresca, tomar vitamina C y hacer deporte”. Sin embargo, hay que tener siempre en cuenta que no a todo el mundo le sientan bien los mismos cuidados.“La clasificación de pieles secas, normales y mixtas no existe. Cada persona tenemos una piel, y esa piel va cambiando”.
Así, la salud mental no solo provoca cambios a nivel emocional, sino también a nivel físico. El estrés y las prisas repercuten en el aspecto y la salud de nuestra piel, haciendo que caigan sus defensas y generando acné, caspa o caída capilar. Mantener hábitos de vida saludable puede ayudar pero, si logramos un estado mental tranquilo y relajado, nuestra dermis nos lo agradecerá.