El nutricionista Saúl Sánchez, a través de su cuenta de twitter, ha viralizado un hilo en el cual se hace eco de un estudio que indica que el consumo de pizza cada semana provoca un beneficio significativo sobre la actividad de la artritis reumatoide.
Este estudio se realizó en Italia, el lugar de nacimiento de la pizza y el segundo país consumidor de pizza en todo el mundo, donde se utilizan los ingredientes más frescos para elaborar las pizzas y donde las recetas certificadas podrían brindar la mayor probabilidad de identificar el efecto antiinflamatorio y antioxidante que se atribuye a este plato. Los investigadores querían saber si un mayor consumo de pizza, o alimentos relacionados, podría mejorar las medidas compuestas reconocidas internacionalmente de la actividad de la enfermedad de artritis reumatoide (AR).
Según indica el nutricionista, la artritis es una patología de carácter inflamatorio y crónico con una prevalencia media del 0,56%. “En su tratamiento se incluyen fármacos antirreumáticos biológicos y cambios en los hábitos de vida. Una intervención sobre ejercicio físico y nutrición puede ser clave”, apunta Saúl Sánchez.
Los antioxidantes del tomate, el perfil lipídico del aceite de oliva y el efecto de lácteos, como el queso, sobre la inflamación pueden explicar los resultados
Según los resultados esperados, los participantes que consumieron media pizza una vez por semana (frente a los que lo hicieron unas dos veces por mes) mostraron efectos beneficiosos sobre la actividad de la enfermedad, tanto en el análisis general como cuando se consideraron las formas más graves de AR. La ingesta de pizza consiguió una “reducción de la actividad de hasta un 70%”, según indica Saúl Sánchez, quien recalca: “Eran pizzas italianas caseras de buena calidad”.
En el estudio se expone que los antioxidantes del tomate, el perfil lipídico del aceite de oliva y el efecto positivo de los lácteos enteros (queso) sobre la inflamación pueden explicar los resultados, según apunta el nutricionista en su twitter.
El experto en nutrición reconoce que le llama “cuanto menos la atención que no influya negativamente la ingesta de harinas y/o gluten. Al fin y al cabo encontramos algunas evidencias que vinculan el consumo de esta proteína sobre un empeoramiento de la inflamación en patologías autoinmunes”.