El funcionamiento del cuerpo humano es apasionante, pero aún más lo es la forma en que la tecnología recuerda a los procesos de los que este se sirve para funcionar. Sin ir más lejos, el astrónomo español Iván Martí Vidal(@imartividal) ha explicado a sus seguidores en X, antiguo Twitter, cómo el oído funciona de forma similar al instrumento que usamos para fotografiar agujeros negros, el telescopio EHT.
Para poder entenderlo mejor y (literalmente) sentirlo en nuestras propias carnes, el experto propone un experimento: ha compartido un audio estéreo que emite un ruido concreto. Este audio primero debe escucharse únicamente con el auricular izquierdo, después solo con el auricular derecho y, por último, con ambos auriculares puestos. En los dos primeros pasos se percibe el mismo sonido, pero cuando se utilizan los dos auriculares a la vez, sucede la “magia”.
Tras realizar el experimento, el oyente comprobará que, al escuchar el sonido a través de los dos auriculares, se percibe una especie de ‘batir’, si bien al hacerlo individualmente, el ruido es lineal y homogéneo. Tal y como explica el experto, “como el ruido de cada auricular es constante, ese ‘batir’ que oís en vuestra cabeza no puede venir de los propios auriculares”, sino que “se está generando dentro de vuestro cerebro”. Este es, ni más ni menos, que “un ejemplo de ‘sonido binatural’”:
“El cerebrocorrelaciona en tiempo real las señales que llegan a cada oreja, midiendo el retraso entre ellas con una precisión de una fracción de milisegundo. Ese cálculo es una forma de estimar la dirección del sonido, que la mente interpreta como ese ‘batir’ en los auriculares”, aclara el astrónomo. Esta forma de funcionar es similar a la que emplean los telescopios VLBI, utilizados para fotografiar los agujeros negros:
“Hacen básicamente lo mismo, pero con ondas de radio y con muchas más ‘orejas’ (¡y separadas por miles de kilómetros!). Medimos el retraso entre antenas con precisiones de hasta billonésimas de segundo”, detalla. Además, estos aparatos también son capaces de reconstruir imágenes de los agujeros negros, algo que podría compararse a cómo los humanos pueden reconocer la posición espacial de cada hablante si cierran los ojos durante una conversación con más gente.
"El cerebro correlaciona en tiempo real las señales que llegan a cada oreja, midiendo el retraso entre ellas con una precisión de una fracción de milisegundo"
“Suponed que la imagen de un agujero negro está formada por muchas fuentes puntuales. Todas juntas, ‘hablando’ a la vez, generan la emisión radio que llega a la Tierra. Pues bien, el EHT mide los retrasos diferenciales entre esas fuentecitas al nivel de unos pocos femtosegundos. ¡Eso es la mil-billonésima parte de un segundo!”, explica Martí Vidal, una “proeza” que viene dada por la herramienta matemática ‘Transformada de Fourier’. Gracias a ella, “podemos separar a los distintos ‘hablantes’ que forman la imagen del agujero negro”, dice el experto.