Cuidar de la salud intestinal es tan importante como mantener una piel limpia o un corazón sano. De hecho, estas tres variables -salud intestinal, salud cardiovascular y la salud de nuestra piel- tienen mucho que ver. Es más, “el 80% de las enfermedades provienen de un intestino sucio”, según explica Blanca Galofré, nutricionista integrativa especializada en Dietética Energética y Coaching Nutricional en una entrevista para Influcare.
Pero, ¿qué entendemos por ‘buena higiene intestinal’? Para la especialista, este concepto implica “ir al lavabo bien todos los días” o, como decía Santiveri, “tirar de la cadena del retrete todos los días”. No obstante, como puntualiza Galofré, una buena higiene intestinal también implica “que nuestras heces sean correctas”. Y es que muchas veces, pensamos “que el problema está en las personas que padecen estreñimiento, pero esto no es así. “Ir al baño en exceso también es un problema”, apostilla.
“Cuando una persona viene a consulta como mucha fatiga, migrañas o problemas de piel, visualmente ya ves que tiene una mala salud intestinal”
Un claro ejemplo de tener una mala salud intestinal es su reflejo en la piel. Como decíamos al principio, todo está conectado. “Cuando una persona viene a consulta como mucha fatiga, migrañas o problemas de piel, visualmente ya ves que tiene una mala salud intestinal”, sostiene la nutricionista integrativa. “Una piel en mal estado, con acné, puntos negros, eccemas… Seguro que ahí también hay un problema de higiene intestinal”, añade.
También muchas personas no son conscientes de la influencia del estado de salud de nuestro intestino con el desarrollo de algunas enfermedades. “Muchas patologías autoinmunes tienen su origen en el intestino”, indica la experta. Es más, “un intestino limpio no solo mejora nuestra digestión, sino que también fortalece nuestro sistema inmunológico, que en un 70% se encuentra en el intestino”.
HÁBITOS QUE SON UN “NO” PARA LA SALUD INTESTINAL
El núcleo de este problema, sin duda alguna, es la alimentación. “Para mí, lo peor es la alimentación, todos los alimentos procesados, con conservantes, colorantes y todos aquellos productos que han sido manipulados”, hace hincapié la especialista en Dietética Energética. Sin embargo, en la actualidad es muy difícil evitarlos: “Con la industrialización hasta las verduras y la fruta pierden las vitaminas que deberían tener”.
“Tanto los contaminantes endógenos como los exógenos, influyen en nuestro aparato digestivo”
En esta línea, Blanca destaca todos aquellos contaminantes que entran en contacto con nuestros alimentos. “Tanto los contaminantes endógenos como los exógenos, influyen en nuestro aparato digestivo”, afirma. Y no solo eso, también lo hacen todos aquellos productos que sabemos que son perjudiciales, como el azúcar y el alcohol.
Sin embargo, este cambio en la producción de los alimentos también hace que muchos productos que se han consumido siempre con frecuencia y sin que fuesen un problema, ahora puedan ser perjudiciales. Un ejemplo que pone la especialista es el del gluten. “En la actualidad, el gluten es muy inflamatorio, como también lo son algunos lácteos, porque están muy manipulados con disruptores endocrinos”.
LOS INDISPENSABLES PARA LA SALUD INTESTINAL
A diferencia del daño que producen estos alimentos o productos que pueden afectar a la salud intestinal, otros son un “sí” para Galofré. Hablamos de los alimentos fermentados, los encurtidos, los probióticos como el kéfir y, también, los alimentos ricos en probióticos, “que es la fibra que está en los alimentos y que sirve para alimentar las bacterias buenas”.
“Nos tomamos los probióticos como si fueran chuches y son productos que tienen una función muy específica para cada órgano”
Pero a pesar del beneficio que ofrecen algunos de estos productos, Galofré hace hincapié en uno de ellos. Concretamente en los probióticos, que cada vez se consumen con más frecuencia y, aunque ofrecen muchos beneficios, “no pueden consumirse a destajo”, destaca. “Nos tomamos los probióticos como si fueran chuches y son productos que tienen una función muy específica para cada órgano”, asegura. “No podemos abusar de los probióticos porque podemos favorecer el sobrecrecimiento bacteriano”.
Por último, Galofré insiste en otros indispensables: hidratación, ejercicio y descanso. Y en esta línea, la especialista destaca la hidratación con agua de calidad, ejercicio para poder ir al retrete y un buen descanso para tener buena higiene cerebral. A esto añade un buen equilibro emocional. “Se ha visto que hay una clara correlación entre la microbiota y los neurotransmisores cerebrales. Hay mucho colón irritable que es un problema de origen emocional”. Por lo que, podemos concluir que, “nuestra salud mental también influye en nuestros intestinos”.