Kourtney Kardashian ha informado a través de Instagram que ha tenido que ser intervenida de emergencia para salvar la vida de su futuro hijo, antes de que este haya nacido. La modelo e influencer de masas ha dado a conocer la noticia tan sólo mes y medio después de que anunciara que espera su cuarto hijo, el primero con el baterista Travis Barker, a la edad de 44 años.
Se ha tratado de “una cirugía fetal urgente” que ha despertado la máxima preocupación en la mayor del clan Kardashian, pero que afortunadamente ha concluido con éxito: “Estaré eternamente agradecida a mis doctores por salvar la vida de nuestro bebé”, ha expresado Kourtney, quien además señala que, a pesar de haber tenido otros 3 embarazos más fáciles en el pasado, ahora comprende como nunca antes a todas esas madres “que han tenido que luchar por sus bebés mientras están embarazadas”.
Las alarmas saltaron después de que la influencerdesapareciera de las redes unos días y de que su marido cancelara su presencia en la gira de su grupo musical, Blink-182, “por motivos personales”. Ahora sabemos gracias a la Kardashian que estuvo apoyándola y cuidándola en todo momento. “No creo que nadie que no haya pasado por una situación similar pueda empezar a entender ese sentimiento de miedo”, ha dicho.
EMBARAZO DE RIESGO
Aunque las causas de la intervención de emergencia al feto aún no han trascendido, algunas voces apuntan a que la edad de la influencer podría estar detrás de la compleja situación al considerarse embarazo de riesgo. Recordemos que el periodo de fertilidad de las mujeres está comprendido entre los 16 y los 30 años generalmente, mientras que a partir de los 35-37 se produce un descenso de la reserva ovárica. Después de los 40 años de edad, esa reserva es todavía más delicada y lograr un embarazo espontáneo no sólo es más complicado (en torno a un 5-8% de probabilidades), sino que aumenta considerablemente el riesgo de aborto.
La disminución en la calidad de las células reproductivas de la mujer está detrás de esta causa, que también se relaciona con el riesgo de que el feto desarrolle malformaciones (cromosomopatías), de que nazca prematuro y de que la madre sufra complicaciones durante la gestación. Entre ellas, la elevada probabilidad de padecer diabetes gestacional o preeclampsia (aumento de la presión arterial), hemorragias antes del parto e incluso el riesgo de muerte materna.