La fama de la creatina no ha parado de crecer en los últimos años, ya que se ha convertido en uno de los suplementos alimenticios más populares en la nutrición deportiva. En realidad, la creatina es una sustancia química presente naturalmente en los músculos y en el cerebro humano, así como en las carnes rojas de los animales y el marisco. La ciencia ha demostrado que su consumo extra ayuda a aumentar considerablemente los depósitos de creatina y de fosfocreatina en los músculos, en torno a un 15-40%.
Ese aporte extra se relaciona con una mejora de la capacidad anaeróbica (de fuerza), que a su vez ayuda a ganar más masa muscular y potencia durante los entrenamientos. Todo ello ayudaría a conseguir los objetivos deportivos marcados mucho más rápido. Sin embargo, la suplementación de forma prolongada suele relacionarse a menudo con el riesgo a desarrollar determinadas enfermedades y, en el caso de la creatina, uno de los rumores más extendidos es el posible daño a los riñones.
La suplementación con creatina aumenta un 13% los niveles de creatinina en sangre
La ciencia ya ha dado respuesta a esta inquietud y así se lo ha contado a sus más de 65.000 seguidores en X (antiguo Twitter) el Dr. Antelm Pujol, divulgador en redes y residente de tercer año de Endocrinología y Nutrición, especialista en Nutrición Deportiva:
La suplementación con creatina “aumenta un 13% los niveles de creatinina en sangre”, explica el experto. Sin embargo, no es perjudicial para el riñón, ya que estos niveles aumentan “por conversión al haber más sustrato” y “no por disminución de la función renal”.
En definitiva, “el uso de suplementos de creatina no incrementa el riesgo de enfermedad renal, siendo su consumo seguro en personas sanas”, señala el Dr. Pujol, quien describe a esta sustancia como “efectiva y segura”. En cualquier caso, siempre es recomendable consultar con el especialista para realizar una suplementación adecuada.