Entre los años 2015 y 2019 en España, el Gobierno implementó un mecanismo de contención del gasto farmacéutico. Esto quiere decir, que se vinculó el propio gasto en medicamentos con la evolución del Producto Interior Bruto (PIB), provocando que, si el aumento de ventas superaba al crecimiento general de la economía, las compañías farmacéuticas debían devolver parte de los beneficios adicionales al Estado.
Aunque hayan pasado más de cinco años desde que se suspendió, existe la posibilidad de que se reinstaure, ya que supuso un retorno de 452 millones de euros en total para el Estado. Un panorama que, como no puede ser de otra manera, pone en alerta a las farmacéuticas por las posibles implicaciones en sus resultados.
En el hipotético caso de que esta medida estuviese de vuelta, lo más probable es que incorporase una serie de cambios, ya que el primer convenio que suscribió el Ministerio de Hacienda con Farmaindustria, solo afectaba a aquellas compañías que formaban parte de la patronal. Según apuntan desde El Economista, se buscaría un índice para cada compañía que comercialice medicamentos innovadores en España.
Aunque hayan pasado más de cinco años desde que se suspendió, existe la posibilidad de que se reinstaure esta medida, ya que supuso un retorno de 452 millones de euros en total para el Estado
El hecho de que parezca tan fácil su vuelta no significa que esté confirmada, ya en 2022 el Gobierno se comprometió con la Comisión Europea a tomar una serie de medidas para mejorar el gasto público, entre ellas se incluía el alargamiento del instrumento de sostenibilidad del gasto farmacéutico, es decir, el retorno del mecanismo de vinculación del crecimiento del gasto con el crecimiento del PIB. Sin embargo, tres años después, todavía no se ha hecho nada en este sentido.
Entre las razones por las que se plantea la vuelta de esta medida se encuentra principalmente el hecho de garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario y buscar un equilibrio en las finanzas públicas, asegurando que otros sectores también reciban los recursos necesarios. En el caso específico del sector farmacéutico, la medida pretende garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a los medicamentos necesarios, evitando que un crecimiento descontrolado del gasto en algunos fármacos límite los recursos disponibles para otros tratamientos o servicios sanitarios. Además de cumplir con los compromisos de la UE, ejercer un mayor control sobre las farmacéuticas y moderar el incremento del gasto farmacéutico marcado por el envejecimiento de la población.
A pesar de que las razones del Gobierno para implementar esta medida son todas positivas, también conllevaría, posiblemente, unas implicaciones muy negativas para el sector. La más llamativa sería el potencial impacto en la innovación farmacéutica, ya que, al limitar los márgenes de beneficio de las compañías, podría desincentivar la inversión en investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, lo que a su vez desencadenaría una menor disponibilidad de tratamientos innovadores para los pacientes, especialmente aquellos que padecen enfermedades raras o poco frecuentes.
El retorno del mecanismo de contención del gasto farmacéutico plantea un complejo equilibrio entre la necesidad de garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario y la importancia de fomentar la innovación en el sector farmacéutico
Todas estas posibilidades vendrán influenciadas directamente por la nueva Estrategia de la Industria Farmacéutica 2024-2028 que presentó Sanidad en el Consejo de Ministros recientemente. Aunque todavía está en el proceso de implementación y es pronto, plantea medidas que tienen como objetivo controlar el crecimiento del gasto farmacéutico, pero, a su vez, establecen una comisión en la que cualquier tipo de reforma que afecte a este sector será debatida.
Precisamente, la Ley del Medicamento de la que ya tiene preparado un borrador el Ministerio de Sanidad, está dirigida a este control del aumento del gasto farmacéutico. Como por ejemplo, evaluando de forma más exhaustiva la eficacia y el coste-efectividad de los nuevos medicamentos antes de su incorporación al sistema sanitario; o la regulación de precios de medicamentos, teniendo en cuenta el beneficio clínico y los tratamientos alternativos existentes.
En definitiva, el retorno del mecanismo de contención del gasto farmacéutico plantea un complejo equilibrio entre la necesidad de garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario y la importancia de fomentar la innovación en el sector farmacéutico. En este sentido, la nueva Estrategia de la Industria Farmacéutica y todas las iniciativas que forman y formarán parte de ellas marcarán próximamente el camino del sector.