Investigadores de las Universidades de Liverpool y Copenhague han puesto en marcha un estudio europeo para la identificación y el abordaje de las oportunidades y las limitaciones derivadas de la utilización de sustitutos del azúcar en la alimentación. El estudio SWEET desarrollará y revisará igualmente la evidencia científica existente sobre la utilización de edulcorantesy potenciadores del dulzor como sustitutos del azúcar en el contexto de la seguridad y la salud pública, la obesidad y la sostenibilidad.
En España, la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN), bajo la dirección del profesor Lluis Serra-Majem, director del Grupo de Investigación de la FIN y coordinador de grupo del CIBEROBN, dependiente del Instituto de Salud Carlos III, participa como socio en el proyecto y se encargará del análisis de los datos epidemiológicos y de la elaboración de una base de datos de composición de edulcorantes y potenciadores del dulzor consumidos en Europa.
Según Serra-Majem, "hay muchos bulos en internet y mucha confusión entre la población sobre la seguridad de consumir edulcorantes bajos o sin calorías. Estas sustancias son algunos de los componentes dietéticos más evaluados y su seguridad ha sido revisada y confirmada por organismos reguladores de todo el mundo. Son absolutamente seguros y su efectividad, por ejemplo, en la reducción de peso, depende de los cambios en los estilos de vida concomitantes".
Según el profesor Serra, "hay muchos bulos en internet y mucha confusión entre la población sobre la seguridad de consumir edulcorantes bajos o sin calorías"
Concretamente, se trata de un proyecto multidisciplinar de una duración de cinco años, que involucra a todos los actores de la cadena alimentaria -consumidores, profesionales de la salud, científicos, responsables políticos y reguladores-, con el objetivo de abordar de forma exhaustiva el papel de los edulcorantes en el control del peso y poder ofrecer conclusiones rigurosas sobre su uso en alimentos y bebidas.
PROGRAMA DE PÉRDIDA DE PESO DE DOS MESES
Como parte del proyecto multidisciplinar, se llevará a cabo un ensayo controlado aleatorizado durante dos años, que incluye el reclutamiento de 660 adultos y niños con sobrepeso u obesidad de cuatro países europeos: Dinamarca, Grecia, Países Bajos y España.
Los participantes en este ensayo seguirán un programa de pérdida de peso de dos meses de duración. Durante este período, los sujetos serán distribuidos al azar en uno de los dos tipos de tratamiento. Ambos grupos recibirán consejo dietético con recomendaciones para reducir el consumo de azúcares añadidos en un 10%. Sin embargo, a un grupo se le permitirá consumir alimentos y bebidas con edulcorantes bajos en calorías, mientras que al otro grupo no.
Según la doctora Jo Harrold, coordinadora de proyectos del Departamento de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Liverpool, "nunca se ha llevado a cabo una investigación de esta envergadura para analizar los efectos de los sustitutos del azúcar en relación con el apetito y la elección de alimentos. Nuestro estudio aportará un enfoque multidisciplinar para examinar el impacto de la sustitución prolongada del azúcar en el control de peso, el apetito y la ingesta de energía”. En su opinión, “comprender la eficacia de los edulcorantes,como alternativa al consumo de azúcar, ayudará a definir las mejores herramientas para el control del peso en el futuro".
SWEET no solo evaluará el impacto de los edulcorantes en la pérdida de peso, sino que también evaluará la seguridad de consumirlos y el efecto sobre la salud y la enfermedad en general.
Según el profesor Serra, "el estudio SWEET, que incluirá un amplio número de estudios y revisiones, ayudará a proporcionar datos fiables en algunos temas en los que todavía pueden existir algunas dudas razonables, por ejemplo, cómo estos productos pueden afectar a la microbiota y a la salud intestinal".
Asimismo, se determinarán las preferencias y las percepciones de los consumidores europeos y las barreras para su aceptación, consumo y uso de edulcorantes. También se evaluará y modelará el costo ambiental y la sostenibilidad de reemplazar el azúcar con edulcorantes.