La colocación de implantes en la columna vertebral es una de las prácticas más comunes en el tratamiento de patologías traumáticas y degenerativas. Y en las últimas décadas se han producido avances en navegación y en imagen intraoperatoria que han ido mejorando la precisión, evitando así reintervenciones y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Así se ha puesto de manifiesto en la reunión del Comité de Innovación del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS) en la que representantes de la empresa Medtronic mostraron la evolución de la tecnología en esta área en los últimos años y los beneficios de la aplicación de la robótica en el presente y en el futuro.
La asistencia que la robótica hace al cirujano durante la intervención logra una precisión del 99% en la colocación de los implantes
Si bien cada avance ha permitido mejorar estas intervenciones, aún hay algunos retos que justifican la aparición de la robótica y que son, fundamentalmente, la variabilidad de los resultados y el tiempo de quirófano. La asistencia que la robótica hace al cirujano durante la intervención logra una precisión del 99% en la colocación de los implantes reduciendo, además, la exposición a la radiación de paciente y equipo médico y, en general, acotando los riesgos, ya que permite hacer una planificación completa del procedimiento. Todo ello redunda en un menor tiempo de hospitalización, menos tasa de complicaciones y, por tanto, dota de eficiencia al proceso, puesto que reduce los costes asociados.
La exposición al respecto ha puesto sobre la mesa la importancia de la incorporación de la innovación a la cirugía de columna, en concreto a la colocación de implantes quirúrgicos, puesto que una menor precisión tiene un impacto considerable tanto en resultados de salud y bienestar como en términos económicos directos e indirectos en cuanto a eficiencia y efectividad fundamentalmente: una colocación imprecisa se asocia a complicaciones como la lesión en la raíz nerviosa y el infarto medular, que podrían resultar en paraplejia o tetraplejia. Hemorragia, dolor, hematoma, infección, perforación del pulmón, del uréter, del intestino y del esófago o parálisis pueden ser otras complicaciones.
Y, por último, es destacable que la reintervención es la causa más común de morbilidad asociada a la colocación incorrecta del tornillo y, en esa segunda intervención, el riesgo de déficit neurológico es un 40% mayor que en la primera. Todo ello avala la necesidad de continuar avanzando en el estudio e incorporación de procedimientos que permitan garantizar los mejores resultados para los pacientes en un entorno de eficiencia para el sistema.