La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su tercer reto mundial de seguridad del paciente ‘Medicación sin daño’, pide a las instituciones sanitarias que realicen una mejora en la seguridad en materia de medicamentos de alto riesgo; recomienda que cada país disponga de una lista de estos fármacos para que se utilice como referencia por los centros sanitarios.
Uno de los medicamentos listados por su peligrosidad si no se usan correctamente son los anticoagulantes. “Estos lo que hacen es disminuir la coagulación de la sangre, por lo que efectivamente aumenta el riesgo de que el paciente que lo esté tomando pueda sufrir una hemorragia”, comenta el doctor, del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y director de Comunicación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien continúa: “Se han producido casos en los que su mal uso ha degenerado en muerte”.
Para evitar que peligre la integridad de los pacientes, lo primero es que estos estén bien informados. “Es importante para cualquier medicación tomarla según la pauta que le ha prescrito su médico, siendo fundamental en el caso de los medicamentos de alto riesgo tomar la medicación de una forma exhaustiva”, afirma el Dr. Anguita.
“Lo que hacen es disminuir la coagulación de la sangre, lo que aumenta el riesgo de que el paciente que lo esté tomando sufra una hemorragia”
En el caso concreto del uso del Sintrom como anticoagulante, no solo se debe tener un control periódico, sino que a su vez hay que tener especial precaución con el consumo de otros fármacos en el mismo periodo de tiempo que puedan llegar a interferir con este medicamento. Un ejemplo son sobre todo los antinflamatorios no esteroideos, los cuales aumentan el efecto del Sintrom pudiendo producir problemas de la coagulación.
El especialista subraya también con relación al Sintrom que es importante ser conocedores de que “algunos alimentos son ricos en vitamina K”, una vitamina que hace que se produzcan factores de coagulación en el hígado, y que debido a esto pueden alterar el efecto de este anticoagulante. Esto provoca que pacientes que necesiten usar este fármaco “no puedan tomar algunos alimentos que sí que están muy recomendados por sus beneficios cardiovasculares”.
“El problema del Sintrom es que es un medicamento muy incómodo de tomar porque los pacientes se tienen que hacer analíticas de lo que se llama el INR, teniendo que hacer cambios de dosis muy frecuentes por su variabilidad, siendo los riesgos de hemorragia mayores, salvo en las situaciones en que sea imprescindible tomar este fármaco”. Según añade el Dr. Anguita, “lo ideal sería que todos los pacientes no usaran Sintrom debido a las complicaciones que pueden aparecer, sino que consumieran los anticoagulantes orales de acción directa”.
“La aparición de la hemorragias intracraneales suele ser rara, pero cuando ocurre eso es una catástrofe"
Por ello, las sociedades científicas luchan por conseguir que el sistema de salud público consiga financiar alternativas al Sintrom, ya que como nos comenta el especialista, “la administración ha introducido una serie de restricciones que hacen que muchos pacientes no puedan acceder a otros coagulantes, porque pese a que sí lo podemos prescribir, no lo financia el sistema público, es decir, se lo tienen que pagar ellos”.
Sin embargo, sea cual sea el medicamento anticoagulante que el paciente vaya a consumir, en el caso de no seguir las debidas precauciones, entra en riesgo de sufrir hemorragias graves. Normalmente las hemorragias graves más frecuentes son las digestivas, pero se suelen poder controlar, habiendo casos donde degenera en muerte. Pese a esto "el verdadero riesgo llega cuando nos encontramos hemorragia intracraneales que tienen una mortalidad muy alta”, declara el cardiólogo, quien añade que “la aparición de la hemorragias intracraneales suele ser rara, pero cuando ocurre eso es una catástrofe.
Los pacientes deben estar alerta frente a los síntomas que pueden indicar que “está en riesgo de tener un problema grave” frente a sufrir una hemorragia. Para ello hay que estar atento frente a la aparición de datos de sangrado que el paciente antes no tenía. “Por ejemplo que un paciente se está tomando la medicación desde hace tiempo y de pronto empiezan a aparecerle, por ejemplo, pequeños cardenales o hematomas, o empieza a tener ese sangrado por la orina (hematuria), o empieza a haber un sangrado elevado por las encías o por la nariz”, declara.
Pese a los riesgos, este tipo de fármacos tienen más pros que contras: "Siempre el beneficio de tomarlo es muchísimo mayor"
No obstante, pese a los riesgo, este tipo de medicamentos tienen más pros que contras, como manifiesta el doctor Manuel Anguita: “Lo que pasa es que siempre el beneficio de tomarlo es muchísimo mayor que el riesgo de no tomarlo”.
Para reducir el miedo de los pacientes al fármaco, el papel educacional de los profesionales médicos se vuelve fundamental. “Hay que estar muy alerta y es fundamental primero la educación, es decir, explicar muy bien a los pacientes la trascendencia de tomarse bien los anticoagulantes porque les va a servir para evitar problemas muy graves como puede ser un ictus y evitar el riesgo de hemorragias. Luego en cada visita médica recordarle la importancia de la adherencia”, afirma.
Para fomentar la concienciación y la educación, se han creado algunas unidades hospitalizadas de control de anticoagulación, donde se encuentra personal de enfermería especializado que da al paciente toda la información, además de las medidas habituales que los médicos deben hacer en cada consulta. Sin embargo, “no está demasiado entendido, yo creo que se debería promover más la creación de estas unidades porque es muy importante fomentar la adherencia y explicar el porqué y cómo se debe tomar”, cocluye.