La Estrategia Farmacéutica Europea, de forma conjunta con el Pacto Verde Europeo, tiene entre sus objetivos allanar el camino para que los medicamentos contribuyan al objetivo de neutralidad climática fijado por la Unión Europea. Dentro de sus pilares fundamentales se encuentra la misión de fomentar la competitividad, la innovación y la sostenibilidad de la industria farmacéutica en la Unión Europea y el desarrollo de medicamentos de alta calidad, seguros, eficaces y más ecológicos. La sostenibilidad ambiental de los medicamentos cada vez plantea un mayor número de inquietudes.
Un horizonte en el que desde el año 2001 en España desempeña un importante papel SIGRE. Una entidad sin ánimo de lucro que tiene como misión principal garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y restos de medicamentos que se generan en los hogares. Un proyecto que nacía fruto de la colaboración entre la industria farmacéutica, las farmacias y las empresas de distribución farmacéutica para el desarrollo de un modelo eficaz y eficiente.
Su trabajo se sustenta sobre dos ejes principales. El primero de ellos es evitar que los residuos de los medicamentos y sus envases acaben en la basura normal o, por ejemplo, se tiren por los desagües con el consiguiente riesgo de contaminación que esta acción supone tanto para nuestros suelos como aguas.
El segundo parte del objetivo sociosanitario de reducir la acumulación de medicamentos en los hogares, además de sensibilizar sobre los riesgos sanitarios derivados del uso inadecuado de los medicamentos. Una labor imperiosamente necesaria en un contexto en el que la resistencia a los antimicrobianos está aumentando preocupante como consecuencia del mal uso que hacemos de los antibióticos.
La industria farmacéutica está avanzando en los últimos años en iniciativas de ecodiseño que hacen que los envases que contienen los medicamentos sean más sostenibles y fácilmente reciclables. A pesar de esto, es el ciudadano el principal responsable a la hora de que la actividad de SIGRE cumpla con sus objetivos. “Su colaboración, depositando los envases vacios o con restos de medicamentos en el Punto SIGRE de la farmacia, es esencial para lograr los objetivos medioambientales y sociosanitarios de SIGRE”, indican a través de su página web.
Con los residuos de medicamentos no peligrosos se elabora un Combustible Derivado de Residuo (CDR) que se utiliza como combustible en instalaciones industriales y contribuye a reducir el consumo de combustibles fósiles mediante valorización energética
Las farmacias se erigen como el lugar idóneo para la ubicación del Punto SIGRE por su proximidad al domicilio del ciudadano y por las garantías de seguridad que ofrece. Es además el enclave perfecto para obtener asesoramiento profesional sobre cómo reciclar de forma correcta los envases y restos de medicamentos.
Una vez estos han sido depositados son las empresas de distribución farmacéutica las encargadas de recoger y almacenar de forma temporal los residuos. Mediante un sistema de logística inversa los residuos permanecen bajo la supervisión y custodia de los mismos profesionales encargados de proporcionar nuevos medicamentos a las farmacias. Desde estos almacenes los residuos se transportan por el gestor ambiental de SIGRE hasta la Planta de Clasificación de Envases y Residuos de Medicamentos. Se trata de una instalación pionera en su género a nivel global gracias a sus innovaciones y procesos tecnológicos.
Esta planta ha sido diseñada de forma específica para la clasificación de los residuos de los medicamentos y sus envases. Durante este proceso se obtienen tres grandes fracciones: medicamentos peligrosos, medicamentos no peligrosos y materiales de envases. A cada uno de estos grupos se les proporcionar el tratamiento ambiental más adecuado. Los residuos que han sido clasificados como peligrosos atendiendo a la Lista Europea de Residuos, son los primeros en separarse en la planta y, junto a sus envases, reciben un tratamiento medioambiental diferenciado.
Con los residuos de medicamentos no peligrosos se elabora un Combustible Derivado de Residuo (CDR) que se utiliza como combustible en instalaciones industriales y contribuye a reducir el consumo de combustibles fósiles mediante valorización energética.
En cuanto a los materiales que componen los envases de los medicamentos, una vez han sido separados de los fármacos y descontaminados, se clasifican y entregan a los gestores autorizados para su reciclado.
“La colaboración de todos es imprescindible para cerrar adecuadamente el ciclo de vida de los medicamentos y garantizar que sus residuos no dañan nuestro medio ambiente. Con un pequeño gesto, cada uno de nosotros hace posible que se ponga en marcha toda la cadena de reciclado”, defienden.