El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciará sobre las 22:00 hora peninsular, tras el cierre de la bolsa de valores en Wall Street, los temidos aranceles de los que lleva hablando desde la vuelta al cargo a inicios de 2025. Bautizado como “el día de la liberación”, Trump pondrá en práctica una política proteccionista que parece que se trasladará en un arancel global de hasta un 20%, afectando así a numerosas industrias que exportaban sus productos al país norteamericano, como es el caso de la farmacéutica.
Aunque todavía no se haya hecho oficial el porcentaje final de los aranceles, la industria farmacéutica, a nivel global, ya se está preparando. El presidente de los Estados Unidos apuntó el otro día que en el caso de no querer sufrir los aranceles, la solución pasa por trasladar las fábricas a EE.UU., una teoría que parece que compran desde algunas compañías farmacéuticas.
Bautizado como “el día de la liberación”, Trump pondrá en práctica una política proteccionista que parece que se trasladará en un arancel global de hasta un 20%, afectando así a numerosas industrias que exportaban sus productos al país norteamericano, como es el caso de la farmacéutica
Esta presión que ejercen desde EE.UU. para que las empresas repatrien su producción representa un escenario complejo y peligroso, ya que trata de fortalecer la cadena de suministro nacional pero, a su vez, puede suponer un aumento de los costes de producción. La producción estadounidense es más costosa en comparación con otros países debido a factores como los salarios más altos, las regulaciones ambientales más estrictas y los costos de infraestructura.
Este incremento de los costes, a su vez, podría traducirse en precios más altos para los medicamentos, lo que afectaría a los consumidores y podría generar un efecto inflacionario en el sector farmacéutico. Un panorama que deja a las farmacéuticas ante un gran dilema, absorber ellos los costes adicionales, reduciendo así sus márgenes de ganancia; o trasladar esos costes a los propios consumidores, es decir, aumentar el precio de los medicamentos.
Desde la Unión Europea ya llevan tiempo tratando de reducir su dependencia de terceros países en términos de producción farmacéutica. Una estrategia que cobró mayor relevancia tras la pandemia de Covid-19, momento en el que se reveló la fragilidad de la UE con interrupciones en cadenas de suministro que provocaron la escasez de diferentes medicamentos. Además, las tensiones geopolíticas y los conflictos comerciales, especialmente con la vuelta de Trump, han subrayado la necesidad de una mayor autonomía estratégica.
En este sentido, la UE también está explorando incentivos para atraer y mantener la producción farmacéutica en su territorio, como por ejemplo incluir financiación pública, apoyo a la investigación y desarrollo, y la creación de un entorno regulatorio favorable. Precisamente, el eurodiputado belga Yvan Verougstraete, del Grupo Renew Europe, explicó en una entrevista a ‘Euractiv’ que la atracción de la producción farmacéutica a Europa es un objetivo realista, aunque “no se conseguirá por sí solo”.
La UE busca crear un entorno regulatorio que sea favorable para las empresas farmacéuticas, incentivándolas a establecer o expandir sus operaciones
Un claro ejemplo del compromiso de la UE con la reducción de la dependencia de terceros es la Ley de Medicamentos Críticos, enfocada tanto en la producción de ingredientes farmacéuticos activos (API) como de medicamentos. De esta manera, buscan crear un entorno regulatorio que sea favorable para las empresas farmacéuticas, incentivándolas a establecer o expandir sus operaciones en territorio europeo. Además, esta ley pone un énfasis especial en la diversificación de las fuentes de suministro, reconociendo el riesgo de depender de un solo país.
En definitiva, la política arancelaria de Trump plantea un escenario de gran incertidumbre al que grandes potencias mundiales como la UE se están preparando y no parece que se vayan a quedar con los brazos cruzados. Sin embargo, todavía queda esperar a la decisión y al porcentaje final que anunciará el presidente de los EE.UU. hoy y, posteriormente, la respuesta que den desde la UE, ambas decisiones marcarán el presente y futuro global de la industria y, por lo tanto, del acceso a los medicamentos.