El consumo de alcohol se encuentra profundamente arraigado en nuestras sociedades y son varios los factores que tienen impacto tanto en los niveles como en los patrones de su consumo. La aceptación social de la que goza y los mensajes contradictorios sobre los daños y/o beneficios que puede implicar para la salud generan confusión en las poblaciones, a pesar de la creciente evidencia científica que demuestra sus efectos perjudiciales para la salud.
La Estrategia global para reducir el uso nocivo del alcohol fue respaldada por la 63ª Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2010, y continúa siendo el único marco normativo para reducir las muertes y discapacidades asociadas al consumo de alcohol en su totalidad: abarcando desde los problemas relacionados con la salud mental hasta las enfermedades no transmisibles que pueden derivar de su consumo.
El ritmo de desarrollo e implementación de las políticas sobre el consumo de alcohol ha sido desigual entre los distintos países. Desde la aprobación de la referida estrategia, los recursos y las capacidades para su implementación a nivel mundial han sido inadecuados para abordar la magnitud del problema. Como resultado, cada 10 segundos una persona muere en el mundo por problemas relacionados con el alcohol, de acuerdo con los datos hechos públicos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Razón por la que el consumo de alcohol ha sido uno de los temas sobre los que ha focalizado la atención la 75ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada este 2022. Los delegados acordaron un plan de acción 2022-2030 para implementar de forma efectiva la estrategia global destinada a reducir el uso nocivo del alcohol como una prioridad de salud pública y reducir significativamente la morbilidad y la mortalidad. El plan de acción tiene también como meta mejorar la salud y el bienestar de las poblaciones a nivel global.
Motivo por el que la implementación efectiva del plan de acción a nivel regional requerirá del desarrollo, elaboración y adaptación de planes de acción específicos en cada región en coordinación con la OMS para que los progresos que se realicen sean eficientes y consistentes.
Cada 10 segundos una persona muere en el mundo por problemas relacionados con el alcohol, de acuerdo con los datos hechos públicos por la Organización Mundial de la Salud
En el documento presentado en la última Asamblea Mundial de la Salud conviene destacar los seis objetivos operativos de este plan de acción, que reflejan una naturaleza orientativa a la acción, así como a las metas y objetivos más recientes fijados en otras estrategias y planes globales:
- Aumentar la cobertura poblacional y el cumplimiento de políticas de alto impacto e intervenciones para reducir el uso nocivo del alcohol en todo el mundo para una mejor salud y bienestar, teniendo en cuenta la perspectiva de género y las distintas etapas de la vida.
- Fortalecer la acción multisectorial a través de una gobernanza eficaz, políticas de compromiso, liderazgo, diálogo y coordinación multisectorial.
- Mejorar la capacidad de prevención y tratamiento de los sistemas de atención sociales y sanitarios para los trastornos por el consumo de alcohol, y las condiciones de salud asociadas.
- Crear conciencia sobre los riesgos y los daños asociados al consumo de alcohol y su impacto sobre la salud y el bienestar de las personas, las familias, las comunidades y las naciones, así como la eficacia de diferentes opciones de políticas para reducir el consumo y los daños relacionados.
- Fortalecer los sistemas de información e investigación para el seguimiento del consumo de alcohol, daños relacionados, factores determinantes y modificadores y las respuestas políticas en todos los niveles con el fin de evaluar las intervenciones.
- Aumentar de forma significativa la movilización de los recursos necesarios para una adecuada y sostenida reducción del consumo de alcohol en todos los niveles.
En resumen, el plan de acción sobre el alcohol propone una serie de objetivos y principios operativos, así como áreas de acción clave para los Estados miembros, la Secretaria de la OMS, socios internacionales y el mundo académico, entre otros, así como de medidas y propuestas para los operadores económicos en la producción y el comercio del alcohol.