Salud humana, animal y medio ambiente. En los últimos años esta tríada se ha erigido como la senda a seguir en el cada vez más extendido enfoque One Health. Una visión del mundo en el que vivimos que trabaja para reforzar el concepto de que la salud humana no puede ser entendida sin tener en cuenta su interconexión con la salud animal y el medio ambiente. Basta con señalar que alrededor del 70% de las nuevas enfermedades que han afectado a los seres humanos a lo largo de los últimos años han sido zoonosis, y que el cambio climáticotiene un impacto directo y perjudicial sobre nuestra salud.
Una visión One Health adapta las políticas de salud pública a la realidad en la que vivimos. Un proceso sobre el que no se ha prestado excesiva atención en las últimas décadas, pero que se ha situado en el centro de las agendas políticas, sociales y mediáticas como consecuencia de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. Sin embargo, este enfoque continúa dejando en segundo plano uno de los tres elementos que conforman este triunvirato por el que deberían regirse las políticas sanitarias: el medio ambiente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que hablar de One Health, es hacerlo de un enfoque interdisciplinario en el que se debe atender a los tres elementos sobre los que se sustenta. Desde el punto de vista de la salud y el desafío global que suponen las enfermedades transmitidas por los animales, el medio ambiente juega una triple función:
- Actúa como reservorio donde se acumulan y transportan sustancias.
- El medio ambiente es el sustrato de los procesos químicos ye ecológicos que brinda una miríada de servicios ecosistémicos a los humanos, incluidos los esenciales para la salud humana. En un contexto de enfermedad, los procesos ambientales transforman las sustancias químicas en formas biodisponibles (pueden ser absorbidas por el cuerpo) y bioacumulativas (se acumulan con el tiempo, por ejemplo, a través de alimentos contaminados). Los procesos evolutivos pueden crear nuevos patógenos que pueden infectar a los humanos o propagar microbios resistentes a los antimicrobianos.
- Se erige como mediador de la salud donde los agentes de enfermedades del medio ambiente se transfieren y afectan tanto a los animales como a los seres humanos.
Ante esta fotografía la Oficina Regional para Europa de la OMS ha elaborado un nuevo informe focalizado exclusivamente en el papel del medio ambiente, con el foco puesto en las enfermedades transmitidas por animales. Partiendo de la base expuesta en las líneas anteriores, el informe destaca la importancia de los cambios que se producen en nuestro entorno.
“La disminución de la biodiversidad está fuertemente relacionada con aumentos en la prevalencia y riesgo de enfermedades zoonóticas, y compromete el efecto de dilución que, a menudo, reduce la propagación de patógenos así como sus tasas de infección en humanos”
En este punto es momento de hablar de los factores de estrés antropogénicos para el medio ambiente. Entre estos destacan el cambio de uso en la tierra, la disminución de la biodiversidad, el cambio climático o la contaminación ambiental. Graves problemas derivados directamente de la mano del hombre y su falta de respeto por el entorno, a pesar de que estos factores de estrés antropogénicos causan o exacerban las enfermedades que están causadas por los animales.
¿CÓMO AFECTAN LOS FACTORES DE ESTRÉS ANTROPOGÉNICOS?
El cambio en el uso de la tierra se traduce en una fragmentación del ecosistema que produce un mayor contacto de los humanos con las áreas naturales y las formas de vida silvestres. Actividades como la agricultura masiva, la creciente urbanización o la deforestación degradan los hábitats de múltiples especies que se ven desplazadas y obligadas a convivir cada vez más cerca de los humanos.
El aumento de este estrés ambiental afecta sustancialmente a la inmunidad de la vida silvestre lo que provoca la eliminación de patógenos en el medio ambiente y la infección de otros individuos y/o especies, entre las que se incluyen los humanos.
El hombre es el principal responsable de la pérdida de biodiversidad del planeta. Un concepto que debemos entender como la disminución o desaparición de la variedad de seres vivos que habitan la Tierra. El cambio climático, la contaminación, la destrucción de los hábitats naturales, la sobreexplotación de los recursos naturales o las especies invasoras se erigen como los principales motores de la acelerada pérdida de biodiversidad.
"La acumulación de antibióticos en el medio ambiente durante períodos prolongados promueve el intercambio de genes y mutaciones dentro de los organismos que crean nuevos patógenos resistentes"
“La disminución de la biodiversidad está fuertemente relacionada con aumentos en la prevalencia y riesgo de enfermedades zoonóticas, y compromete el efecto de dilución que, a menudo, reduce la propagación de patógenos así como sus tasas de infección en humanos”, advierte el informe de la OMS. En este sentido el documento advierte también de actividades como el comercio de vida silvestre y la caza como impulsores centrales de la transmisión de patógenos zoonóticos a los humanos.
La evidencia científica sobre cómo el cambio climático y el aumento de las temperaturas, motivado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero, es cada vez más ingente. Dos factores que aumentan considerablemente el riesgo de propagación de huéspedes y vectores zoonóticos, aumentando la exposición a estos de los humanos. “El aumento de las temperaturas estimula aún más la tasa de reproducción tanto de patógenos como de vectores. Las infecciones transmitidas por los alimentos también proliferan con el aumento de las temperaturas, indica el informe.
La contaminación es uno de los principales riesgos para nuestra salud y provoca millones de muertes cada año en todo el mundo en sus múltiples formas. Esta se acumula en el medio ambiente y, más aún, en los tejidos grasos de los animales convirtiendo los alimentos en una de las principales fuentes de exposición humana a los contaminantes, lo que puede provocar algunas enfermedades no transmisibles como el cáncer. “La acumulación de antibióticos en el medio ambiente durante períodos prolongados promueve el intercambio de genes y mutaciones dentro de los organismos que crean nuevos patógenos resistentes. Finalmente, el contacto de la vida silvestre con humanos en áreas rurales y residenciales puede provocar lesiones, ataques y mordeduras”, recoge el informe.
Ahora que la salud se ha situado como elemento indispensable para el funcionamiento de nuestras sociedades y economías, los esfuerzos por restaurar los hábitats naturales, la biodiversidad y los entornos limpios, deberían constituir una parte fundamental de las estrategias que se están adoptando para proteger la salud humana. Un concepto que, tal y como hemos visto, no puede entenderse y mucho menos protegerse, sin tener en cuenta el medio ambiente y el resto de seres vivos con los que coexistimos.
La OMS propone apostar por la sensibilización y el desarrollo de capacidades en los sectores industrial, agrícola, urbanístico, de inocuidad de los alimentos y de ingeniería, con el objetivo de promover prácticas que protejan mejor la salud del medio ambiente, la salud de los animales y la salud de los seres humanos. Este es el único enfoque válido para poder hablar de la tan en boga One Health.