La industria farmacéutica desempeña un papel crucial en el bienestar de las sociedades modernas. Su impacto se extiende más allá de la simple producción de medicamentos, convirtiéndose en un motor económico y un pilar fundamental para la mejora de la salud pública. Esta importancia de la innovación de la industria farmacéutica es precisamente el hilo conductor del informe 'El valor del medicamento desde una perspectiva social 2024' de la Fundación Weber.
Además del ya conocido valor de la industria farmacéutica en la salud y calidad de vida de las personas, el informe hace especial hincapié en el ámbito económico, siendo uno de los principales sectores de actividad en términos de generación de empleo de calidad, de valor añadido y de competitividad. En el caso del empleo, en España, la industria farmacéutica da trabajo a más de 51.000 personas, de las cuales casi dos tercios cuentan con estudios universitarios. Se trata del sector de alta tecnología que más empleo genera, y, además es el segundo sector industrial de mayor productividad por empleado (116.000 euros), un 62% más que el promedio de la industria.
Los beneficios de la industria farmacéutica no solo se quedan en la creación de empleo y la productividad, el informe destaca que la inversión en investigación farmacéutica suele traducirse en un ahorro a largo plazo
Por otra parte, el informe destaca que la industria farmacéutica siempre ha sido referente en I+D+i, siendo, de nuevo, el sector industrial que más invierte en I+D en España, unos 1.206 millones de euros anuales, lo que supone un 19,3% del gasto del total de sectores industriales. Un compromiso con el desarrollo continuo que se observa en que el 78% de las empresas de este sector realizan actividades de innovación, frente al 23% del promedio industrial.
Otro de los puntos que ejemplifican el gran papel de la industria farmacéutica española es que el medicamento se convirtió en el tercer producto más exportado del país, sólo por detrás de automóviles y combustibles. A nivel europeo, el farmacéutico es el sector industrial que más contribuye a la balanza comercial, con un saldo comercial positivo de 125.000 millones de euros.
Los beneficios de la industria farmacéutica no solo se quedan en la creación de empleo y la productividad, el informe destaca que la inversión en investigación farmacéutica suele traducirse en un ahorro a largo plazo, tanto para los sistemas sanitarios públicos como para los individuos. Esto se debe a que los medicamentos innovadores son tratamientos más eficaces y menos invasivos, reduciendo así los costes asociados a enfermedades crónicas y hospitalizaciones, además de liberar recursos para otras áreas de la salud.
Aunque es cierto que no logran una compensación neta, sino parcial, de costes, muchos medicamentos son intervenciones coste-efectivas en las que merece la pena invertir. De manera global, el informe recoge que el coste de los nuevos medicamentos varía entre 14 y 36 mil dólares (12.691 y 32.635 euros) por cada año de vida ganado. También existen múltiples ejemplos específicos en patologías concretas, como es el caso de la demencia, la enfermedad del Alzheimer o el Parkinson, que se estima que si estas partidas se incluyeran en las evaluaciones económicas, el 85% de las ratio coste-efectividad obtenidos tenderían a ser más favorables o pasarían incluso a demostrar ahorros netos de costes.
Los medicamentos innovadores son tratamientos más eficaces y menos invasivos, reduciendo así los costes asociados a enfermedades crónicas y hospitalizaciones, además de liberar recursos para otras áreas de la salud
Continuando con el ahorro de costes, las vacunas son una de las intervenciones de salud pública más coste-efectivas, con unos beneficios que superan en la mayoría de los casos con creces los costes de desarrollo e implementación, especialmente a largo plazo. En España, el análisis de la Fundación Weber estima que por cada euro invertido en vacunación infantil se ahorran 22 euros en gastos directos e indirectos, y que por cada euro invertido en la vacunación contra la Covid-19 se generan unos beneficios de 1,4 euros desde la perspectiva del sistema sanitario y de 3,4 euros desde la perspectiva social.
Además, la innovación farmacéutica también aporta valor a la sociedad a través de las pérdidas laborales que evita, al mejorar el estado de salud autopercibido y la calidad de vida de los pacientes. Se estima que los medicamentos aprobados entre 2006 y 2010 son responsables de una reducción de 37 millones de días de trabajo perdidos, solo en Estados Unidos. Una muestra más del impacto económico, positivo, que supone la industria farmacéutica.