El desarrollo y la investigación de nuevos medicamentos por parte de la industria farmacéutica siempre ha sido un proceso largo y costoso. En contraposición a la metodología tradicional de creación de fármacos, en los últimos años, el reposicionamiento de medicamentos ha surgido como una estrategia prometedora.
Esta metodología busca impulsar la innovación y acelerar la llegada de tratamientos efectivos al mercado. También conocido como reutilización de fármacos, busca descubrir nuevas aplicaciones de medicamentos ya existentes, aprovechando su conocimiento y perfil de seguridad. “Abre la puerta a poder utilizar medicamentos conocidos, eficaces y seguros para necesidades médicas no cubiertas que aún no tienen tratamiento o a mejorar los tratamientos existentes”, atestigua la coordinadora de Regulatoy Affairs de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos - AESEG, María Álvarez Fernández.
El reposicionamiento de fármacos ofrece una serie de ventajas significativas en comparación con la creación de un medicamento completamente nuevo. En primer lugar, el proceso de desarrollo de un fármaco desde cero puede llevar hasta 15 años y costar miles de millones de dólares. Álvarez Fernández declara que la reutilización de fármacos tiene un desarrollo más breve debido a que “ya se ha probado su eficacia y su seguridad” y añade que a su vez "tienen un coste menor porque normalmente no hay que repetir todos los estudios que un medicamento completamente nuevo, por lo que pueden ser una alternativa atractiva”.
"Tienen un coste menor porque normalmente no hay que repetir todos los estudios que un medicamento completamente nuevo, por lo que pueden ser una alternativa atractiva”
Este proceso puede a su vez ser especialmente beneficioso para el tratamiento de enfermedades raras o para aquellas que carecen de tratamientos efectivos. Al explorar las oportunidades de estos medicamentos, los investigadores pueden descubrir formas nuevas de abordar enfermedades complejas y proporcionar opciones de tratamiento a pacientes que, de lo contrario, podrían carecer de alternativas viables.
Hay notables ejemplos del éxito en el reposicionamiento de fármacos. “Durante la pandemia, a falta de un tratamiento específico, fue necesario el uso en la práctica clínica de medicación existente y así se concluyó que la dexametasona era una alternativa eficaz para el tratamiento de la COVID-19 en pacientes con neumonía. En este caso, se utilizó un medicamento disponible para una patología nueva”, afirma Álvarez Fernández.
Hay muchos más ejemplificaciones, uno bastante conocido es de algunos antihistamínicos antiguos. “Hace años se comercializaban medicamentos para la alergia que producían sueño como efecto secundario, lo que dio lugar más tarde a una nueva generación de antihistamínicos más selectivos que provocan menos o ninguna somnolencia, y esto, a su vez, derivó en el desarrollo de medicamentos para el insomnio ocasional”.
La reutilización de medicamentos ofrece beneficios significativos al medioambiente
Es importante dejar claro que el reposicionamiento de fármacos en ningún caso reemplaza la necesidadde continuar con el desarrollo y la investigación de nuevos medicamentos desde cero. Sin embargo, ofrece una valiosa alternativa que puede complementar los esfuerzos por descubrir fármacos tradicionales.
Además del ahorro en cuanto a economía y tiempo se refiere, la reutilización de medicamentos ofrece beneficios significativos para el medioambiente. Al aprovechar los medicamentos ya existentes, se reduce la necesidad de recursos naturales y se minimiza el impacto ambiental asociado con la producción de nuevos compuestos químicos.
El éxito del reposicionamiento de fármacos depende en gran medida de la disponibilidad y calidad de los datos clínicos y preclínicos. La falta de acceso a información detallada sobre ensayos clínicos pasados, resultados negativos o estudios no publicados puede limitar el potencial de esta estrategia. A pesar de estos desafíos, el reposicionamiento continúa ganando reconocimiento y atención en la industria farmacéutica. Diversas compañías farmacéuticas están estableciendo unidades de reposicionamiento de fármacos y se están formando colaboraciones público-privadas para fomentar la investigación en esta área.
Este proceso puede a su vez ser especialmente beneficioso para el tratamiento de enfermedades raras o para aquellas que carecen de tratamientos efectivos
Pese a la variedad de ventajas que aporta el reposicionamiento de fármacos, este método debe hacer frente a distintos retos. Uno de los principales obstáculos es la protección de la propiedad intelectual y los derechos de exclusividad. Según declara María Álvarez, el problema principal a tener en cuenta es que “nunca sabes qué medicamento será candidato a un reposicionamiento”; además, también se encuentra el inconveniente de la falta de legislación específica que ‘premie’ la inversión en estos fármacos.
Sin embargo, la nueva legislación farmacéutica europea recoge incentivos. “Este es un primer paso para el reconocimiento de que estos medicamentos aportan a los pacientes y al sistema, y esperamos que se plasme también en las futuras revisiones de nuestra legislación local. De esta manera, será posible que la industria invierta en la mejora de estos fármacos”, apunta la experta de AESEG.
En esta línea, Álvarez Fernández recuerda que el beneficio principal del uso de estos medicamentos siempre debe estar orientado a los pacientes, para que estos puedan encontrar un tratamiento más rápido a una enfermedad "como es el caso de la dexametasona" o ver mejorado su tratamiento reduciendo de esta manera sus efectos secundarios o una mejor adherencia.