El músculo español en innovación sanitaria es cada vez más potente. Gobierno, instituciones y profesionales trabajan por dar un empuje a un sector esencial para la salud. Para 2023 los Presupuestos Generales del Estado (PGE) han recogido partidas para mejorar la formación de los profesionales o el acceso a la innovación terapéutica. Porque esa es una de las barreras que existen actualmente en nuestro sistema: la falta de recursos, de cultura competitiva, de inversión y la demora en el acceso.
Una realidad que va cambiando poco a poco con la labor de plataformas e instituciones comoITEMAS, perteneciente al Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y creada hace dos años. Una plataforma que a través de reuniones pone en contacto empresas e instituciones para conocer las necesidades, o empresas con inversores para apostar por nuevos proyectos; desarrollan 'hackatones' para conocer el talento español y nodos para que aquellos agentes de la innovación sin capacidad competitiva puedan contar con las herramientas y recursos para desarrollar sus proyectos.
"Nuestro problema es transferir esa producción a la sociedad, ahí es donde claramente estamos peor"
En esta entrevista a Consalud.esLluís Blanch, consultor del Servicio de Medicina Intensiva del Parc Taulí Hospital Universitari; director del Institut d'Investigació i Innovació Parc Taulí - I3PT y coordinador de la Plataforma ITEMAS-ISCIII, analiza la situación actual y la capacidad de la sanidad española para innovar, un fenómeno que como señalaba la revista ‘Nature’ a principio de año es cada vez más escaso.
¿Cómo es actualmente la capacidad innovadora en salud de nuestro sistema sanitario?
La capacidad sanitaria es muy buena. Partimos de un sistema sanitario que ofrece un servicio a los ciudadanos bueno. Además, tenemos resultados en ‘output’ científico (producción científica) muy positivos, siempre nos encontramos entre los 10-11 primeros países del mundo en cuanto a la calidad y el valor de las publicaciones y comunicaciones científicas. Nuestro problema es transferir esa producción a la sociedad, ahí es donde claramente estamos peor.
En este sentido, ¿qué barreras son las que nos encontramos?
Una es la falta de recursos y otra es la falta de cultura. La inversión en I+D de nuestro país es inferior al de Europa. Si en la unión Europea se destina a este campo alrededor del 2,4% del producto interior bruto (PIB), en España estamos en 1,4. En los próximos años esto debe mejorar. Es cierto que hay voluntad en la Administración para que esto sea así, porque un país que no invierte en I+D es un país que no se va a desarrollar. Es algo importantísimo.
Además, nosotros carecemos de una cultura competitiva en innovación. Tenemos que mejorarla y entender que nuestro conocimiento tiene valor, no solo para curar a un paciente, sino para crear tejido productivo, startups o grandes corporaciones. En esto es verdad que estamos avanzando mucho.
También hay una barrera en el ámbito administrativo. Los procesos son muy lentos: la creación de empresas, las patentes… Esto se debería cambiar y tomar el ejemplo de países mucho más desarrollados, con un entendimiento más ágil e industrializado de la innovación.
Para trasladar mejor esa innovación a la sociedad, ¿qué medidas se pueden tomar?
Hay muchas formas de mejorar la transferencia del conocimiento científico al tejido productivo y a la sociedad. La más importante es la innovación, fomentando más cualquier conocimiento susceptible de tener valor innovador. Es esencial dotar de músculo a las empresas que nacen en nuestro país para hacerlas competitivas en las licitaciones, porque sin licitaciones no se pueden desarrollar y acabarán desapareciendo o se irán al extranjero.
Si hablamos en concreto de la falta de cultura en nuestro país, ¿qué se puede hacer para revertirlo?
Por un lado, si se me permite, la forma de inculcar una cultura de innovación y competitividad es evangelizando. Esta tiene que ser de arriba a abajo es decir, diciendo que la innovación es tan importante como la investigación. Las instituciones como hospitales, consejerías la administración tienen que tener en cuenta una compra pública innovadora, trabajar con diferentes empresas, realizar una colaboración público privada, etcétera.
"En el futuro queremos que los proyectos que se crean tengan menos porcentaje de fallo, consigan su financiación y recursos, y puedan desarrollarse"
También hay que hacer que esta cultura arraigue y que se transmite inmediatamente en horizontal a todo el mundo. Porque la innovación es de todos. Hacer ciencia frontera muy competitiva pertenece a grupos bien formados y altamente competitivos para conseguir recursos; pero la innovación no, todo el mundo puede tener una idea para solucionar un problema. Esto se puede realizar en muchísimas instituciones y por lo tanto tenemos que trabajar como una plataforma de innovación apoyándonos, en las instituciones tiene que haber técnicos de innovación, y por supuesto, acompañar todo esto con recursos económico.
Como comenta, para llegar a estos puntos es necesario contar con plataformas y redes de conexión. Una de estas es ITEMAS, ¿qué papel tenéis en la sociedad?
El ISCIII ya tenía una red de innovación que se llamaba ITEMAS. En 2021 la plataforma se reorienta para aumentar las capacidades del Sistema Nacional de Salud para industrializar aquellos proyectos susceptibles de ser adoptados por el sistema sanitario. Nos dirigimos a un tipo de innovación capaz de llegar a la empresa y de generar inversión. Fomentamos que estos proyectos puedan en este caso ser transferidos a la industria o sean motor de generación de industrias, produciendo riqueza, puestos de trabajo de talento y llegar a exportar el valor de nuestra industria.
Este panorama hay que empezar a construirlo, y en eso estamos, tratando con todas las instituciones, ayudando a los técnicos de innovación para que sepan muy bien lo que hacen, realizando reuniones periódicas con fondos de inversión, con patronales en la industria para extender este modelo y sobre todo para que nos conozcamos y no se nos escape ningún buen proyecto.
¿Qué líneas estratégicas tenéis para el futuro?
Estamos funcionando muy bien y creemos que es un modelo que permite traer la innovación a nuestro tejido productivo. En el futuro queremos que los proyectos que se crean tengan menos porcentaje de fallo, consigan su financiación y recursos, y puedan desarrollarse. En este sentido, la Administración invertiría más en innovación y apoyaría los buenos proyectos desde el inicio como ocurre en otros países como Dinamarca o Suecia.
Como hemos comentado, España tiene una buena capacidad innovadora, con conocimiento que tiene valor aunque a veces se olvide. ¿Qué es en lo que más destacamos o donde más se están centrando actualmente los esfuerzos productivos en nuestro país?
Nosotros tenemos una industria tecnológica en software, ingeniería e inteligencia artificial con el que podemos competir. Aparte de lo que se puede hacer en ámbitos más científicos como terapias avanzadas. Hay grupos muy buenos. En este punto, es esencial identificar en lo que destacamos y las necesidades que tenemos, y apoyarlo para que podamos innovar en el sector salud. Por ejemplo, necesitamos fabricación 3D, en España somos buenos, hay empresas que trabajan en ello, apostemos por eso.
¿Y cuál es nuestro futuro en la innovación?
El futuro de la innovación en español yo creo que tiene que ir en varios sentidos. Uno de ellos es la innovación incremental, es decir, ir mejorándola, haciendo más, etcétera. El segundo es la innovación disruptiva, que reside en una forma distinta de ver las cosas, y esto en salud lo podemos ver en el campo de la utilización de los datos, la robótica, etcétera. Y por último la innovación frugal, que es aquella que nos permite producir con los mínimos recursos y con formas más sostenibles.
Por lo tanto yo creo que tenemos que aprender a pensar como innovadores. Esto no va en detrimento en la ciencia o en la ciencia frontera. Actualmente, como ha señala la revista Nature, se está haciendo cada vez menos innovación disruptiva, y se están haciendo publicaciones que reverberan sobre los mismos temas que ya se conocen y no van más allá. Esto hay que cambiarlo.