El 20 de noviembre de 2017 saltó la noticia: Ámsterdam (Países Bajos) se convertía en la nueva sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés European Medicines Agency), la institución reguladora de medicamentos de la Unión Europea, que abandona Londres (Reino Unido) a consecuencia del Brexit.
El Consejo de Europa eligió entonces a la capital holandesa en un sorteo final con Milán. En conjunto, un total de 19 ciudades del Viejo Continente, entre las que se encontraba Barcelona, optaron a ser la nueva ubicación de un gigante que cuenta con casi 900 trabajadores.
La EMA emitió en 2017 seis veredictos negativos y un total de 14 órdenes de retirada de fármacos
Además de los evidentes motivos de ocupación y empleo, cabe preguntarse por qué una gran parte de los países comunitarios centraron sus esfuerzos en albergar este organismo europeo. Así, uno de los principales motivos reside en el balance de actividad 2017 que la agencia ha hecho público.
Atendiendo a los datos concretos, el documento pone de manifiesto como la EMA emitió durante el pasado ejercicio 92 recomendaciones positivas, de las cuales un total de 35 se notificaron sobre nuevos principios activos; 51 extensiones de indicación; seis veredictos negativos y 14 órdenes de retirada de fármacos.
PREVALENCIA DE FÁRMACOS CONTRA EL CÁNCER
Del conjunto de recomendaciones positivas que registró la institución que dirige Guido Rasi, un total de 23 fueron emitidas en el área de cáncer. A los tratamientos oncológicos le siguen aprobaciones de fármacos para enfermedades infecciosas (15), Endocrinología (12) Inmunología y Reumatología (11) y Neurología (10).
De lejos, nos encontramos con cinco recomendaciones positivas de Neumología, cuatro de Uro-nefrología, cuatro de Hematología, tres de Dermatología, dos de Gastroenterología, dos de enfermedades metabólicas y un medicamento aprobado para el sistema cardiovascular.