La sanidad tiene que ser vista como una inversión y no como un gasto. Este ha sido el punto de partida del Encuentro de Alto Nivel “El medicamento y el valor social de invertir en sanidad. Reenfocando la regulación económica”, organizado por Farmaindustria. Dentro del plantel de ponentes que han participado Diego Vizcaíno, socio director del Área de Economía Aplicada de Analistas Financieros Internacionales (AFI) ha analizado el papel de la sanidad no solo como inversión, sino como una de las principales palancas de crecimiento económico para España.
“Estamos en un punto de inflexión donde es más importante que nunca hacer una buena asignación de recursos que no son ilimitados. Debemos diseñar políticas que no solo nos ayuden a equilibrar a corto plazo el momento presente, sino de cimentar las bases de una recuperación para los próximos 10-15 años, España y Europa están en este momento”, ha comenzado su presentación Vizcaíno.
La pandemia no solo ha tenido un fuerte impacto sanitario, sino que ha afectado de forma significativa a la economía. “Se ha puesto en valor la dependencia entre la salud, bienestar y economía. El sector sanitario es un pilar fundamental de la economía española y uno de los instrumentos de cohesión social y territorial. La pandemia ha puesto además el foco sobre la capacidad de resiliencia del sistema sanitario, y ha demostrado que no existe una dicotomía entre salud y economía.
En este sentido el experto ha incidido en que la recuperación económica tras la pandemia se asentará sobre tres grandes ejes: “Digitalización, sostenibilidad y salud”, ha remachado Vizcaíno.
“El sector sanitario tiene un peso económico muy significativo”, ha expuesto destacando que tiene un valor añadido bruto de 94.600 millones de euros, lo que representa el 8,7% del PIB. En cuanto al gasto sanitario hablamos de 105.000 millones de euros (70% de financiación pública). En términos de fuerza laboral", el sector sanitario cuenta con alrededor de 1,8 millones de empleados (10% de afiliados a la Seguridad Social), con altos niveles de cualificación y sofisticación de tareas.
"El sector sanitario es un pilar fundamental de la economía española y uno de los instrumentos de cohesión social y territorial"
Vizcaíno ha destacado además la proyección exterior a través del sector farmacéutico. España cuenta con más de 80 plantas de producción de medicamentos de uso humano que se traducen en un valor de producción de 15.700 millones de euros. El sector farmacéutico realizada una inversión de 1.200 millones de euros (12% de la inversión total del sistema sanitario). En cuanto a las exportaciones la cifra asciende a los 12.000 millones de euros (un cuarto de la producción y de las exportaciones de los sectores de alta tecnología). España ocupa la duodécima posición entre los países exportadores a nivel global de productos farmacéuticos con una cuota de mercado del 2,1%. Entre las asignaturas pendientes se encuentra la elevada dependencia de nuestro sector farmacéutico en el campo de la producción.
El binomio que forman el sector sanitario y la investigación supone un gasto en I+D de 15.000 millones de euros. La investigación en el sector salud es el segundo objetivo socioeconómico con mayor financiación. España se encuentra entre los países líderes en investigación en Ciencias de la Salud, con una inversión total en el sector sanitario de 10.000 millones de euros.
El sector sanitario tiene un efecto tractor sobre la economía que trasciende al propio sector. Por cada euro invertido en investigación sanitaria genera en la economía 1,6 euros de valor añadido bruto directo, indirecto e inducido. Cada millón de euros invertido en el sector contribuye a la generación y mantenimiento de más de 15,6 empleos. La inversión en investigación sanitaria genera efectos tractores que trascienden las ramas productivas más asociadas con la sanidad.
El sector sanitario, además de un potente generador de beneficios económicos, es un instrumento eficaz para redistribuir la renta y acercarnos a la igualdad real de oportunidades
Cabe señalar que la inversión en sanidad presenta externalidades positivas. El sector sanitario, además de un potente generador de beneficios económicos, es un instrumento eficaz para redistribuir la renta y acercarnos a la igualdad real de oportunidades. El gasto público en sanidad contribuye a reducir la desigualdad: el valor de los servicios sanitarios supone más del 25% de la renta del 20% más pobre, frente a un seis por ciento del decil más rico. Al incluir en la distribución de la renta el gasto imputado en salud ajustado a la edad, la desigualdad medida a través del Índice Gini se reduce en un 8,7%.
Ha destacado que la sanidad es un instrumento de reequilibrio territorial. La existencia de un amplio número de centros de Atención Primaria en las provincias que se encuentran dentro de la denominada como “España vaciada” garantiza la accesibilidad. “La Atención Primaria es un eje vertebrador del Sistema Nacional de Salud que contribuye a mejorar la equidad de los ciudadanos”.
La Atención Hospitalaria y Especializada presenta una mayor homogeneidad entre provincias, aunque existen diferencias en capacidad y tecnología disponible. El impacto de un hospital en un territorio es muy relevante, pudiendo convertirse en un foco de atracción del talento.
En base a lo expuesto, la pandemia y el reto de los fondos europeos hacen más acuciante la necesidad de adoptar decisiones estratégicas sobre el uso de los recursos públicos. En un entorno de necesaria sostenibilidad de las finanzas públicas y de aumento de la demanda de los servicios sanitarios como consecuencia del envejecimiento de la población, la inversión en salud puede ser rentable para la economía y la generación de bienestar social.
La fotografía planteada a través del informe que se ha desgranado a lo largo de estas líneas nos lleva a tres grandes conclusiones. La primera de ellas es que es necesario aumentar los recursos sanitarios con continuidad en el tiempo, acompañados de reformas que permitan mejorar la eficiencia y coordinación del Sistema Nacional de Salud.
La segunda se focaliza en la Atención Primaria. Esta precisa de un mayor esfuerzo en términos de inversión, ya que presenta el mayor potencial para generar efectos económicos y sociales positivos.
Por último, se requiere el refuerzo de la capacidad industrial y tecnológica vinculada a la salud. Reduciendo la alta dependencia de proveedores extranjeros. “Esto es fundamental”, ha concluido el experto.