El sector sanitario emite el 4,4% de la contaminación mundial, una realidad que llevan años recordando los expertos con el objetivo de reducir la huella de carbono y la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que las actividades en el ámbito de la salud producen. El sector, si fuera un país, sería el quinto más contaminante, siendo el trasporte de sus trabajadores a sus sitios de labor y los inhaladores las principales fuentes de emisiones indirectas, tal y como recoge el informe de Ecodes ‘Reducción de emisiones de GEI en el sector sanitario. Enfoque en el Alcance 3 de la huella de carbono’.
La actual crisis climática derivada de la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero supone una crisis sanitaria, como estipuló recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se asocia a lesiones, muertes, problemas respiratorios y cardiovasculares, propagación de enfermedades por vectores debido al incremento de las temperaturas… efectos que “requieren medidas urgentes de mitigación y adaptación”, recoge el documento, que pone el foco en el papel del sector salud en este ámbito.
El sistema sanitario emite muchos de los gases de efecto invernadero de forma indirecta (71%)
A nivel nacional e internacional se han desarrollado distintos programas para fomentar sistemas de salud sosteniblescon bajas emisiones de carbono. Ejemplos de estas iniciativas son el Programa de Salud de Glasgow, por el que 50 países se comprometieron a desarrollar sistemas de salud resilientes ante el cambio climático y 18 países a reducir todas las emisiones de carbono de sus sistemas sanitarios en los próximos 10-30 años; el desarrollo de la Alianza Transformadora para el Clima y la Salud (ATACH por sus siglas en inglés); el Plan Estratégico de Salud y Medioambiente (PESMA) con las Actuaciones para la Evaluación de Impacto de la Huella de Carbono en centros sanitarios elaboradas por el Ministerio de Sanidad, y la iniciativa puesta en marcha por diversos actores del sector Sanidad #PorElClima.
LOS INHALADORES Y LA CONTAMINACIÓN
El sistema sanitario emite muchos de los gases de efecto invernadero de forma indirecta (71%), es decir, se originan a lo largo del ciclo de vida completo de los productos y servicios utilizados por la entidad, pero que no son propiedad ni están directamente controlados por ella. Estos tienen un alcance nivel 3, correspondiente a las emisiones indirectas como los trasportes de productos realizados por terceros.
En el caso específico de la Sanidad, se revela que los desplazamientos in itinere, es decir, los trasportes diarios de los empleados hacia y desde el lugar del trabajo, son la principal fuente de emisión, representando hasta un 27% del total de emisiones en este alcance. De cerca, le sigue el uso de inhaladores, que contribuye en un 25% del total, pese a que lo cierto es, como recoge el estudio, que la muestra del estudio en este punto es muy pequeña. También son fuentes de emisión los desplazamientos con vehículos externos, los residuos, el transporte de servicios por terceros y el consumo de papel y agua.
Reciclaje y reutilización de los dispositivos o promoción de alternativas con menor impacto ambiental son algunas de las medidas para reducir la huella de carbono producida por los inhaladores
Los inhaladores con propulsores, los presurizados de dosis medidas (pMDI), son una pequeña gran fuente de contaminación, como recogen diferentes estudios. Solo en este país, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) estima que el total de 15 millones de unidades de pMDI dirigidas a pacientes con asma o con EPOC emiten 400.000 toneladas de CO2 anuales. Una cifra equivalente a lo que producen 355.000 coches en un año y más que 50.000 vuelos domésticos, según datos de ‘Green Inhaler’.
Como indican los autores del informe de Ecodes, resulta crucial “dirigir los esfuerzos para reducir las emisiones hacia estas fuentes de emisión, implementando medidas de reducción eficaces para mitigar su impacto ambiental”. En el caso concreto de los inhaladores, las medidas que se pueden tomar son: reciclaje y reutilización de los dispositivos, desarrollo de sistemas de recuperación y reciclaje o promoción de alternativas con menor impacto ambiental. Ejemplo de este último punto son los inhaladores de polvo seco (DPI), que han demostrado producir una huella de carbono de 10 a 30 veces más reducida. Incluso, se ha estimado que el uso de estos productos terapéuticos reduciría entre un 95 y 98% de huella de carbono por cada inhalador.
Además de medidas para reducir el impacto de los inhaladores, el documento recoge otros pasos para disminuir las emisiones emitidas por el sector salud, como son la promoción del teletrabajo, la telemedicina y consultas virtuales, políticas de horarios flexibles, promoción de la medicina preventiva, desarrollo de infraestructuras de bajas emisiones, optimización eficiente de flota de vehículos, reducción de residuos en operaciones o apoyo a políticas de ‘Residuo cero’. “Las instituciones sanitarias pueden desempeñar un papel clave en la mitigación del cambio climático y en el fomento de prácticas más sostenible”, sentencia el informe.