La I+D farmacéutica europea ha crecido una media del 4,4% anual desde 2010, dando lugar a una industria fuerte en la fabricación de productos farmacéuticos innovadores, que aporta un total de 311.000 millones de euros al Valor Añadido Bruto (VAB) de la economía europea en 2022. Estas cifras sobre la tendencia positiva del sector forman parte de la nueva investigación publicada hoy por la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA), que proporciona un análisis en profundidad de la huella económica de la industria farmacéutica en Europa, y compara el viejo continente con otras regiones del mundo.
"Desde el punto de vista económico, el sector está dando resultados a la UE. Sigue siendo fundamental para la seguridad sanitaria y económica de Europa, a pesar de un número cada vez mayor de limitaciones”, explica la directora general de la EFPIA, Nathalie Moll, en el informe.
El informe realizado por la consultoría PwC analiza el impacto económico de la industria farmacéutica a través de su contribución a la generación de riqueza; el aumento de empleo tanto directo como indirecto e inducido; y la combinación entre ambos, el VAB por empleado, una medida clave para la productividad a nivel individual y organizacional.
"Desde el punto de vista económico, el sector está dando resultados a la UE y sigue siendo fundamental para la seguridad sanitaria y económica de Europa"
En el análisis destacan que en 2022, la industria farmacéutica aportó aproximadamente 311.000 millones de euros al VAB de los 27 Estados miembros de la UE (UE27) y 448.000 millones de euros al VAB total de Europa. Esta contribución se divide en el impacto directo, que proviene de las operaciones comerciales de las compañías, con un valor equivalente a 225.000 millones de euros, un 6.8% del VAB total; el impacto indirecto, derivado de las cadenas de suministro, que estiman en 102.000 millones de euros; y el impacto inducido, relacionado con el gasto de los trabajadores, es de 120.000 millones de euros.
Por parte del empleo en la industria farmacéutica generó aproximadamente 2,3 millones de empleos en la comunidad de la UE27 en 2022, 633.200 directos, 737.500 a través de la cadena de suministro y 924.200 empleos inducidos, que resultan del gasto directo e indirecto de los empleados en la economía. Este efecto multiplicador resalta la importancia de la industria farmacéutica no solo como generadora de empleo directo, sino también como motor de empleo en sectores relacionados y en la economía en general.
Además, el informe subraya que el VAB por empleado en la industria farmacéutica es considerablemente más alto que en otros sectores, lo que indica una mayor productividad y un impacto económico más significativo. Esta alta productividad se traduce en un mayor valor añadido por cada trabajador, lo que refuerza la importancia de la industria farmacéutica no solo en términos de producción, sino también en su capacidad para generar empleo de calidad y contribuir al crecimiento económico en Europa
BRECHA DE INVERSIÓN EN I+D
Además del impacto de la industria en Europa, el informe aborda la brecha creciente en la inversión en I+D entre Europa, Estados Unidos y China en los últimos años. Según explican en el informe esta situación se debe a la disminución relativa del número de nuevas entidades moleculares europeas, es decir, medicamentos con un ingrediente activo comercializado por primera vez y que son vitales para la actividad de I+D.
“Impulsar la competitividad europea requiere una acción concertada y colectiva. En este sentido, es urgente la implementación de una estrategia coherente para las ciencias de la vida en Europa, esto sería un buen comienzo para preparar el sector para el futuro”
Desde 2010, la inversión en I+D farmacéutica en Europa ha crecido a una media del 4,4% anual. Una cifra inferior a la de Estados Unidos, que ha visto un aumento promedio del 5,5% anual, y especialmente a la de China, donde la inversión ha crecido un 20,7% anual durante el mismo período. Una muestra clara de la pérdida de competitividad Europa frente a otras potencias como Estados Unidos y China.
Esta brecha en la inversión en I+D plantea una serie de desafíos para la industria farmacéutica europea, ya que menor inversión puede desencadenar menos innovaciones y, por lo tanto, una capacidad inferior para competir en el mercado global. “Impulsar la competitividad europea requiere una acción concertada y colectiva. En este sentido, es urgente la implementación de una estrategia coherente para las ciencias de la vida en Europa, esto sería un buen comienzo para preparar el sector para el futuro”, apunta la directora general de la EFPIA.