La industria del envasado farmacéutico desempeña un papel fundamental en el mercado sanitario en general, ya que, entre otras tantas cosas, garantiza la seguridad, la integridad y la eficacia de los productos. Según recoge el nuevo informe de CPHI, para finales de 2025, se espera que el mercado de envases para esta industria alcance los 159.000 millones de dólares (143.950 millones de euros), y con proyecciones que sitúan su valor en casi 400.000 millones de dólares (362.000 millones de euros) durante la próxima década.
Un mercado emergente y prometedor, que, según recoge el informe, a medida que la industria farmacéutica se enfrenta a las nuevas regulaciones relacionadas con la sostenibilidad y a la creciente demanda de los consumidores por terapias como los angonistas del GLP-1, el envasado farmacéutico se adaptará con nuevas ideas y productos.
Este es precisamente uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el sector del envasado farmacéutico, la sostenibilidad y la adaptación a la regulación. Desde los organismos políticos se les está presionando a estas compañías para que reduzcan los plásticos de un solo uso y las emisiones de carbono, poniendo especial atención en jeringas precargadas, inhaladores y autoinyectores, que generan residuos y plantean numerosos retos para el reciclaje.
Para finales de 2025, se espera que el mercado de envases para esta industria alcance los 143.950 millones de euros, y con proyecciones que sitúan su valor en casi 362.000 millones de euros durante la próxima década
Prueba de este compromiso, el Pacto Verde Europeo, el PPWR y las leyes REP están fomentando el uso de materiales sostenibles y la reducción de residuos plásticos, al igual que la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) en el Reino Unido, que está impulsando a las empresas de envasado a hacerse responsables del ciclo de vida y la reciclabilidad de sus productos. Sin embargo, el informe alerta sobre esta situación, ya que, aunque las políticas sean muy claras y beneficiosas, la realidad es que desarrollar envases totalmente reciclables que cumplan con los rigurosos y fugaces estándares farmacéuticos es un reto considerable.
La necesidad de adaptarse constantemente a normativas exige una continua actualización en el diseño y validación de los envases. Además, el informe de CPHI recuerda que, actualmente, en un panorama económico marcado por los aranceles, la escasez de materiales como plásticos, aluminio y vidrio, impacta muy negativamente en las cadenas de suministro, los costes de transporte y los precios, dejando en un segundo plano la sostenibilidad.
Para poder hacer frente a esta situación de la manera más beneficiosa tanto para el medioambiente como para la rentabilidad de las compañías dedicadas al envasado farmacéutico, el informe señala a la innovación del empaquetado sostenible. En este punto resalta el ecodiseño, un principio que implica el diseño de los envases reduciendo el uso de recurso no renovables, minimizando la generación de residuos durante la producción y disposición, y considerando la reutilización de los empaques como una medida frecuente.
Aunque el camino hacia un futuro más sostenible es claro, también es muy importante establecer un equilibrio entre viabilidad económica y compromiso ambiental
En todo este proceso, el informe destaca dos acciones clave, la tendencia hacia el diseño de empaquetados mono-materiales. Estos, según apuntan los expertos, facilitan mucho su reciclaje, ya que si están formados por múltiples materiales, al ser mezclados, complican el proceso de reciclaje. Precisamente, otra de las medidas que proponen desde el CPHI es la reducción del PVC, una tendencia que ya se está llevando a cabo en el sector.
En definitiva, el informe demuestra que el empaquetado farmacéutico es un mercado en auge que tiene una gran responsabilidad medioambiental marcada por las presiones normativas. Sin embargo, es necesario conocer las limitaciones con las que parte, ya que aunque estas mejoras en sostenibilidad son necesarias, las empresas enfrentan desafíos significativos relacionados con el factor económico.
La transición hacia envases más sostenibles requiere de inversiones significativas en investigación y desarrollo, así como en la implementación de estos nuevos procesos y materiales. Por lo que, aunque el camino hacia un futuro más sostenible es claro, también es muy importante establecer un equilibrio entre viabilidad económica y compromiso ambiental.